A veces aún acudes al primer plano de mi mente. Cualquier estupidez lo puede lograr, no hay norma. He llegado a comprender que va a ser así siempre, que no hay remedio y es inútil luchar. Como esas enfermedades que no desaparecen hasta que te mueres, con las que hay que convivir. Con la salvedad de que para esto no hay pastillas.
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