En los días pasados un incendio ha arrasado en Ibiza 400 hectáreas en la zona de la cala de Benirràs. Se trata de una de las zonas más vírgenes de la isla, por lo que el incendio supone una tragedia para los pitiusos, que han visto con impotencia arder una de sus áreas más queridas. El hecho en sí no pasaría de ser un incendio veraniego más si no fuera porque durante unos días se ha barajado la posibilidad de que el fuego se iniciase en una de las cuevas habitadas por hippies que por lo visto abundan en la zona. Si es cierto (podríamos dudarlo, ya que antes se dijo que había empezado en uno de los coches aparcados en las inmediaciones de la cala, y ahora vuelven a decir que no es seguro lo de la cueva), no deja de resultar paradójico que hayan sido los que presumen de vivir en contacto con la naturaleza y según sus reglas, los que, en un descuido han propiciado la destrucción. Ello al menos desde la cosmovisión ingenua y teñida de moral según la cual todo lo natural es bueno y lo no natural malo y casi un atentado contra la naturaleza. La realidad es más complicada que todo eso, y todo está entreverado de bien y mal (si queremos seguir hablando en términos morales), y así, los defensores de algo pueden llegar a ser su perdición. Porque no basta con la buena (o mala, llegado el caso) y las buenas intenciones, que no pueden llegar a prever todas las consecuencias de los actos que promueven (algunas de ellas nada positivas).
La destrucción forma parte de la naturaleza, aunque tendamos a verla como un paraíso idílico y benéfico. Saber esto, claro está, no debe darnos barra libre para ir por ahí destruyendo e incendiando de forma indiscriminada y alegre. Pero sí para comprender que esa naturaleza tiene una lógica ajena a nosotros y en buena medida inalcanzable por nuestras limitadas mentes. Así, puede que ese hippie que encendió su fuego para hacerse algo de comer, que no pretendía incendiar el bosque sino seguir con su vida "según la naturaleza", fuera utilizado por ella para inyectarse una dosis de destrucción.
Con el tiempo, tal vez la zona vuelva a ser como era hasta hace unos días. Lo que ocurre, y ahí está lo trágico (más que en el hecho en sí de los árboles incendiados) es que muchos ya no podrán disfrutar de ese paisaje. De un día para otro, les han arrebatado una zona que querían y disfrutaban, y dado el breve tiempo que los humanos pasamos por el mundo, muchos serán los que no puedan verlo otra vez. Y los que lo puedan ver, ya casi no se acordarán de lo que había antes. Y todo por un hippy.
4 comentarios:
Oiga, un respeto para los hippies. ¿No ha pensado usted que nuestro mundo sería muy diferente sin ellos? Fíjese en la cantidad de 'camellos' que viven a su costa, por ejemplo. Han dado de comer a tantas familias que pegarle fuego a media Ibiza creo que es algo que se les puede tolerar.
Eso por no hablar de los fabricantes y vendedores de timbales, que hay que ver la matraca que dan con sus ritmos tribales, como te toque cerca un grupito de perroflautas (la línea que separa al hippy del perroflauta es muy fina...) puedes armarte de paciencia (y de analgésicos).
Yo creo que le prendieron fuego al bosque aposta, para tener la madera más barata y hacer sus cositas artesanales y así tener más margen de ganancia en los mercadillos, que los hippys no son ajenos a la crisis (aprovecho para pedirle al gobierno que nos quite un x% más del sueldo para que los hippys no pasen hambre, le llamaremos tasa flower power).
Señor Horrach!!! No le consiente que afirme que es tolerable pegarle fuego a media Ibiza!!!! ¿Y es usted senador por las Pitiusas? En fin, que es pot esperar d´un mallorquí que va fonyar Eivissa per primera vegada fa 3 anys ;-P
Por cierto ahí va la última información respecto al incendio. Hubo dos focos separados por algo más de un kilómetro, por lo que los vecinos de la zona sospechan que fue intencionado. Al parecer hay muchos intereses...
Un saludo desde la ya menos verde Ibiza
Gracias Musa por la información, por aquí ya no se habla del incendio. Y si es como dice, entonces la historia de la cueva hippy suena a chivo expiatorio y a ganas de deviar la atención, lo cual cabrea aún más (entre un accidente y algo provocado, es peor que sea intencionado).
Aquí en Mallorca hubo algún tarado que, aprovechandop que los equipos antiincendios estaban en Ibiza, prendió fuego en un par de sitios. No sabemos si era hippy, punk, grunge, emo, mod o bakala...
Saludos.
Publicar un comentario