Hace días que estoy atrapado en el ritmo hipnótico de esta canción. La escucho una y otra vez. Es de 1968, pero con ella el seductor y controvertido Gainsbourg impartió una lección de la que los modernos todavía sacan enseñanzas. Aunque muchas veces se dice como tópico, en esta ocasión es muy cierto aquello de que era un adelantado a su tiempo.
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