El pasado sábado me dí cuenta, como en una revelación, de que la luz solar ha cambiado, se ha atenuado sutilmente. Al mismo tiempo, observé que al mediodía, las sombras se extendían por algunos centímetros más allá de los objetos que las proyectaban. Aunque todavía estemos en plena canícula, estos tenues síntomas anuncian el final del verano. A partir de ahora, tardes más cortas, puestas de sol más tempranas, las noches se irán refrescando y al final, el verano pasará. Como es obvio, aún quedan jornadas tórridas y olas de calor por venir. Se pasará mla. Pero la constatación de que poco a poco lo más fuerte irá pasando y que ya empieza, tenue, casi imperceptible, la cuesta abajo, me subió el ánimo y desde el sábado mi estado de ánimo es casi óptimo.
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