Es curioso el poder de la palabra. Verbalizar es en cierto modo expiar. Ya lo vió Freud. Y aunque esto tiene un lado oscuro (si al expresar nuestros pareceres y sentimientos éstos cambian, ¿qué ocurre con las cosas cuando decimos cosas de ellas?) que no conviene desatender, hay momentos, muchos, en los que resulta más útil la luz que el lenguaje aporta, aunque sólo sea a modo de parcha calmante que no remedie ningún mal de fondo.
La cuestión es que hace unos días manifestaba mi escaso ímpetu lector y redactor, que me llevaba a descuidar mis viejos vicios. fue publicar esa entrada y la inspiración llegó, y en los días transcurridos desde entonces (poco más de una semana), he escrito y leído más que en todo lo que llevábamos de verano. Y estoy contento con ello. Las ganas de escribir algo aquí todos los días, de volver al estajanovismo bloguero, han regresado. Veremos por cuánto tiempo, si es que no se ha acabado ya esta embestida al hablar de ella.
3 comentarios:
Querido Pez
Nuestro deseo sería que ese 'aliento' que te dió la 'verbalización', dure bastante tiempo.
Es cierto que expresar lo que sentimos, de algún modo, es como sacarlo a la luz, y dar a luz lo que parecía estar dormido en un rincón, como el arpa de Bécquer.
Tú revitalización, también nos sirve a los que nos miramos de vez en cuando en tu espejo.
Que siga la racha...
Como siempre, gracias Douce, muy amable.
Lo malo de la verborrea es que se pueden llegar a decir muchas tonterías. Pero bueno, es mi blog y en él digo lo que me apetece, jajajaj.
Saludos.
¡Faltaría más, Pez!
Es tu casa y haces con ella lo que quieres. No creo que sea demasiada la verborrea, es parte de las emociones que sientes y bastante bien explicado.
Así que te animamos a que sigas. Puedes agradecerlo si te apetece, pero también los demás tenemos algo que agradecerte a ti.
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