Quienes sean seguidores habituales del blog, y además sean observadores, se habrán dado cuenta de que la imagen de perfil ha cambiado hace unos días. Aunque podría hacerlo más a menudo, creo que la imagen es como el rostro, que es el que es y no conviene jugar demasiado con él. Es la tarjeta de presentación, y, en un medio como éste, una proyección visual de lo que nos trae aquí. Por eso no es algo baladí. Por eso, aunque he cambiado la foto, tiene algo de común con la anterior. Las dos son fotografías de mis pies. En la primera estaba caminando. En la de ahora estoy quieto (aunque dividido, escindido, lo cual me otorga cierta movilidad).
El espejo trae con él una cierta idea de fijeza, de quietud. Aunque pueda reflejar el movimiento, los reflejos de un espejo tienen una cierta cualidad fotográfica. Por eso, para hacer frente a la estabilidad, escogí una imagen algo más dinámica, porque si en algo soy nietzscheano es en la idea de que se piensa mejor en movimiento, caminando. Además, el ser pez me hace escurridizo y muy móvil.
Ninguna de las dos fotos fue tomada en mi ciudad. La antigua es en Salamanca, en un pasdeo junto al río Tormes. La nueva es en Berlín y sí, la banda de pavimento que separa mis pies es lo que fue su famoso muro. De este modo, tengo un pie en el Este y el otro en el Oeste, uno en cada mundo. En cierto modo, yo mismo soy un puente (débil, enclenque) entre dos mundos (el sanitario-enfermero y el filosófico, disculpen la pedantería, pero en mí confluyen los dos), y el ser humano es también a su manera un puente. O, mejor dicho, el ser humano es más bien el muro, que mantiene separado, pero en contacto a la vez con dos ámbitos escindidos e irreconciliables. Es su instancia común, su punto tangencial, lo más cerca que podrán estar los dos el uno del otro (como en Berlín, apenas unos centímetros separaban las dos partes, que en realidad estaban muy alejadas en otras dimensiones).
Sea como fuere, también siento que he traspasado una frontera, que algo ha cambiado en los últimos tiempos en el blog. Y había que reflejarlo de algún modo.
Sea como fuere, también siento que he traspasado una frontera, que algo ha cambiado en los últimos tiempos en el blog. Y había que reflejarlo de algún modo.
10 comentarios:
Como seguidor habitual que soy de su blog, y en mi condición de amigo y camarada vermaliano (es decir, como 'puente' entre su vida vivida y su vida escrita), creo que puedo trasladarle mi petición de que escoja (o al menos se lo piense un poco) como imagen aquella ya célebre estampa del tanga que hizo las delicias del personal.
saludos cordiales
Sin haber visto la imagen del tanga que amablemente recuerda Horrach - saludos!-( y creyendo firmemente que tampoco me deslumbraría mucho) opino que sí, que es una muy buena forma de plasmar los cambios personales la que eliges. Nada mejor que saber qué pisamos, y cómo. :)
Horrach, como diría un colega mío del hospital: ¡Qué cabrón! Esa mítica foto ya la hizo usted circular por ahí, y en realidad no se trata del Pez Martillo en sí, sino de una de sus múltiples encarnaciones, así que no vale como carta de presentación de Mr. Martillo
Jartitta, me ofende usted al decirme que no la deslumbraría. Creo más bien que el efecto que produciría es el de ir corriendo al aeropuerto más cercano para venir aquí a violarme (no sería la primera). Sea como fuere, si no ha visto la foto en cuestión, es porque no ha seguido el blog con la asiduidad necesaria, porque está en una de las mil y pico entradas de que consta...
Saludos a los dos.
Ah, Horrach, sepa usted que hay por ahí alguna foto todavía más epatante que la del tanga, en cierto modo emparentada con ella, tomada el día de la final del mundial...
Ains, pero Pez...¿que la foto en tanga es tuya? Pensaba que era de alguna chica sugerente...
Por supuesto que ardo en deseos de verla!! Horrach, colabore, indique, indique...
Antes de que los lectores de este blog me crucifiquen, hay que aclarar que la foto del tanga (sí, Jart, era el mismo Pez el protagonista) era pública, pues el camarada Pez la colgó aquí mismo, en este blog. Yo simplemente me limité a indicarle amablemente a ciertas personas de nuestro común entorno cercano que en internet se encontraba un sugerente e indispensable link que evidenciaba las turgencias sesuales del gran Pez que siempre habíamos imaginado que poseía. No hice circular ninguna foto privada, eso que quede claro (mi cabronismo no llega tan lejos, aunque algunas de mis víctimas lleven Power Balance).
¡JAJAJAJA!!!!! ¡La del tanga, la del tanga! yo estoy con el Dr. H, ¡la del tanga la mejor!... jejeje!
Por cierto, en la nueva foto se ve algo más que sus pies, querido martillofish... jejeje!
Muy buena idea el cambio de imagen y muy bien justificada... sip!
Jjajjaa, jo, me pierdo las mejores.xD
Horrach, lo del cabronismo no iba por lo de "expandir" la foto más allá de los límites del blog para que la viera gente que me conoce (y que, en un caso, ha de evaluar mis labores de tesis) y que no visita el blog (al publicarla ya sabía a lo que me exponía), sino por sacarlo a colación a la mínima oportunidad, jejeje. Sea como fuere, le digo lo de antes, ese no era Pez Martillo, sino otro de mis Yos, que a veces parasita el blog.
Pens, en realidad, no se ve ni un milímetro mío. Se ven unos zapatos, unos pantalones, una camisa (con un botón al que le sale un hilo) y la cremallera de una cazadora. Podría ser cualquiera, o incluso estar vacíos. Aunque certifico que el relleno de todo eso soy yo.
Jart, en mi defensa y como pista diré que la foto esa del tanga (que, por cierto, me regaló Horrach junto a otros colegas) fue tomada en una de esas jornadas en las que cada año está permitido adoptar otras personalidades. Así que ni siquiera era mi Yo habitual, sino que estaba poseído por una animadora...
Qué os gusta un cachondeíto a costa de los demás...
me encanta tu nueva foto, y mucho mas el significado que tiene... :D
cada dia me sorprendes mas! BESOS
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