De todo el asunto este de los sacerdotes y la pederastia, lo que más me ha sorprendido ese paralelismo que el predicador de la Casa Pontificia ha establecido entre los que critican a la Iglesia y el antisemitismo. No esperaba que la Iglesia fuera a caer en esta clase de maximalismos, tan abundantes en nuestros tiempos. Tenía otra idea de lo que se movía en el Vaticano, un lugar taimado, en el que nada se dice porque sí, donde todo está calculado y no dan puntada sin hilo (para bien y para mal). Por eso esto ha sorprendido a propios y a extraños. Y es verdad que muchos han ido a hacer leña del árbol caído, amplificando los errores cometidos por la institución (porque, por mucho que ellos intenten hacer ver que es cosa de unas "ovejas descarriadas", que lo es, lo que indigna al personal es la tibieza y las medias tintas con las que al parecer dentro del Vaticano se han tratado estos casos desde hace décadas, y eso sí que afecta a la institución y al colectivo) para desgastar la quimera de la religión, ilusos ellos, creyendo que ayudar a caer al Vaticano es acabar con la religión. Y vale que han desautorizado a este señor, pero claro, una vez ya estaba la polémica en marcha, lo cual suena a intento de salir del jardín en el que se habían metido. Definitivamente, la Iglesia ya no es lo que era, lo cual constituye un nuevo síntoma de la crisis que nos acucia.
Puedo entender que el paralelismo con el antisemitismo venga por esta condena a todo el colectivo por lo que algunos de sus miembros han hecho, pero considero que el antisemitismo es algo mucho más grave y serio que el de condenar según que actitudes (por más que muchos tengan en el horizonte la idea de la desaparición de la Iglesia), y que declaraciones de este tipo le quitan hierro al antisemitismo real, convirtiéndolo en un hombre de paja, en un comodín tras el cual parapetarse. Ocurre como con el fascismo. o el progresismo. Todos los días oimos a gente acusar a otra gente de fascistas o de progres, sin que a menudo se tenga ni idea de lo que se habla, y sin que el otro lo sea, caricaturizando y rebajando, haciéndole un flaco favor a la lucha contra ideologías deleznables y movimientos catastróficos (porque al desdibujarlos, llegaremos a no reconocerlos cuando realmente estén ahí).
Y la gracia del asunto, es que esta especie de "condena" venga de una de las instituciones que más han contribuido a lo largo de la historia a que los judíos no tengan una vida fácil. Porque, oh sorpresa, aunque la propaganda haya hecho que al hablar de antisemitas venga a nuestra mente la imagen de cierto señor con bigotillo y sus seguidores, no debemos olvidar que el antisemitismo viene de muy muy antiguo, y nuestra España, tan estupenda ella, tiene una historia bastante jugosa en este aspecto (sólo traeré dos cifras a la memoria: 1391, 1492).
PD: para seguir en esta línea tan molona de nuestro tiempo, acuso avant la lettre, de fascista y de filoantisemita a todo el que ose criticar la entrada (y ya de paso, todas las entradas pasadas y futuras).
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