Más paradojas. Mil veces hemos escuchado la canción de la vida como regalo de Dios y como algo que no se puede quitar así como así. No lo discutiremos desde aquí (aunque no deja de ser curioso que para glosar la dignidad de algo haya que acudir a otras instancias). Pero en buena lógica habría también que aceptar que, dado que quien da la vida es la divinidad, habría que aceptar sus designios a la hora de arrebatarla. Pues bien, aún no me he encontrado a nadie que se niegue a que se haga lo que sea para prolongar su vida "porque si Dios quiere que muera, no he de contrariar su voluntad". Curiosamente, sí que he oído estos razonamientos en personal del hospital, que somos los que tenemos que hacer todo lo que esté en nuestras manos.
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