Hay una trampa con los referéndums. Que si no sale el resultado que los convocantes desean, siempre pueden volver a repetirlo hasta que salga lo que ellos quieren. Y cuando sale su opción, entonces cortar. Así pues, en el fondo, jugar la carta del referéndum es jugar a carta segura. O eso o se acaban convirtiendo en un camino sin salida de referéndums y contrarreferéums ad infinitum.
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