Aprendemos bien pronto, en propia carne, acerca de la mentira: nuestros padres nos engañan poniéndonos chupete. Luego vienen los Ratoncitos Pérez, los Reyes Magos y demás mentiras que nos hacen más entretenida la existencia. No podemos decir que no estemos entranados en la mentira. A la gran mayoría eso sirve para, de mayores, mentir con soltura. Aunque deberíamos usar esa exposición al engaño como un método para mejor descubrir la verdad.
2 comentarios:
Presiento que hay una mentira detrás de todo esto...
Me ha encantado encontrar tu blog. Un saludo!
Hola Raquel, gracias por la visita y el comentario. Me alegro de que te haya gustado el blog, se agradece viniendo de una colega filosofera.
De mentiras y verdades podríamos estar un buen rato hablando, no crees?
Saludos.
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