Hay gente con la que conectas. Que hace cinco minutos que los conoces y ya le estás contando tu vida con detalles que a algunos amigos ni les referirías. no descubro ningún continente con esto. Y también se da el caso contrario, gentes que desde un primer momento no caen bien. No dan ningún motivo para desconfiar, es más, pueden llegar a demostrar en numerosas ocasiones su bondad, pero que no acaban de cuajarnos, provocando cierta desconfianza.
A todos nos ha pasado. La cuestión es el porqué de esto. ¿Será por mecanismos parecidos a las feromonas? ¿O algo mucho más sutil, como una irradiación de nuestra personalidad, de nuestros secretos y conflictos que alguna oscura región cerebral sabe descifrar? Algo de eso debe haber, porque estas intuiciones se dan antes de que la otra persona abra la boca.
Todo esto, sin embargo, no debe hacernos caer en eso de que la primera impresión es la que cuenta, puesto que también ocurre que cambiamos de parecer respecto a las personas. Aunque cuando ocurre que no cambiamos, es porque la primera impresión ha sido demasiado poderosa.
A todos nos ha pasado. La cuestión es el porqué de esto. ¿Será por mecanismos parecidos a las feromonas? ¿O algo mucho más sutil, como una irradiación de nuestra personalidad, de nuestros secretos y conflictos que alguna oscura región cerebral sabe descifrar? Algo de eso debe haber, porque estas intuiciones se dan antes de que la otra persona abra la boca.
Todo esto, sin embargo, no debe hacernos caer en eso de que la primera impresión es la que cuenta, puesto que también ocurre que cambiamos de parecer respecto a las personas. Aunque cuando ocurre que no cambiamos, es porque la primera impresión ha sido demasiado poderosa.
2 comentarios:
Ya se sabe que no hay segunda oportunidad para causar una buena primera impresión. La cuestión es que todo esto varía y depende muchísimo de la persona.
Yo pienso que la cosa debe tener algún componente químico, alguna hormona que las personas desprendemos dependiendo de nuestro estado de ánimo. De allí que siempre nos atraiga más una persona de ánimo templado, que una persona nerviosa, por ejemplo.
Seguro que hay algún científico loco que anda buscando una explicación a todo esto.
La cuestión es que yo misma he notado la diferencia de mi propia atracción sobre las personas. Cuando estaba "pocha" (psicológicamente hablando) tenía menos atractivo y en cuanto empecé a recuperarme noté (y mucho) la mejoría de mis relaciones llegando incluso al punto de sentirme cansada, como si me absorbieran energía, creo que escribí algo sobre esto el año pasado....
UUUFFFF!!! que rollazo! en fin...
Saludos.
Ciertamente, hay épocas en las que uno se siente como "en estado de gracia", y otras en las que nada sale bien respecto a los demás. Puede ser que un estado de ánimo sereno y alegre se transmita y caigamos mejor a la gente así. La cuestión es que alguna explicación tendrá.
Por otro lado, interesante eso de que las relaciones le robaban energía.
No se preocupe usted con los rollos, que sabe que aquí son bienvenidos.
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