jueves, 23 de julio de 2009

La grieta en mí


En mi niñez y primera juventud sentía el cuerpo de forma sentimental. Cada movimiento, cada estado corporal se traducía en sensaciones, en estados de ánimo. Siento que espiritualmente estaba más unido a él, o al menos, funcionaban más conjuntados y afinados (reitero que la distinción cuerpo-mente, cuerpo-espíritu, la uso sólo analíticamente). Los matices eran inmensos, y siempre había alguna nueva variación. En general, estaba a gusto, en lo bueno y en lo malo.

Hace años que ya no es así. Hay un desfase, una quiebra, una grieta en mí. Toda sensación es angustiosa, incluso las normales y placenteras. Se ha instalado en mí un poso de desagrado, de fastidio, de ansiedad que todo lo impregna. Se acabó ya la autocomplacencia y el decirme "qué bien estoy". Cada vez más incómodo, supongo que en eso consiste envejecer.

4 comentarios:

PENSADORA dijo...

¡JODO PEZ! si así estamos a nuestra edad, imagínate cuando seamos mayores de verdad.

Anda, anda, no me seas quejica y encuentra ese equilibrio cuerpo-mente... que no tiene edad.

Es cierto que con el paso de los años hay un cierto distanciamiento corporal con el espíritu (mente), pero mucho me temo que más que una cuestión de edad, es una cuestión de conocimiento.

El Pez Martillo dijo...

No, si no me quejo. Al contrario. Esa angustia me mueve y me mantiene vivo. No pretendo eliminarla. Es uno de mis tesoros (o así la vivo, cuando no se me va de las manos, claro).

El conocimiento es angustia. Si no me conmueve y me hace tambalear los cimientos, no me interesa.

Y si hay que aspirar a algo es a cierta armonía, a mantener esa angustia a raya.

musa dijo...

Vaya, vaya, amigo Pez... ¿Es esta entraa un síntoma de que vuelve a sufrir esas extrañas dolencias que le atenazaban hace tiempo? Espero sinceramente que no.

En fin, en cualquier caso ánimo!

Un saludo de aquí cerquita

El Pez Martillo dijo...

Gracias por su preocupación, Musa, pero no, aquello no se ha vuelto a repetir, o no al menos de la misma forma (es curioso cómo funciona la mente, pero desde que llegué a la conclusión de que mis problemas eran culpa de las cervicales, estoy muchísimo mejor, o al menos no me preocupo tanto).

Un saludito (le daría un abrazo, pero con estos calores, mejor mantenerse a distancia).

PD: disfrute usted muchísimo de esas vacaciones que está a punto de empezar.