Ya está, otra vez, el Tour en marcha. Y este año con la ventaja de que lo puedo disfrutar de cabo a rabo, sin interferencias laborales que me impidan ver las etapas más interesantes, como suele ocurrir a menudo. Durante tres semanas, la sobremesa se teñirá de amarillo. Sé que para muchos el Tour es el acompañamiento perfecto para la siesta, pero como yo nunca he hecho siesta, no corro el riesgo de dormirme ante el televisor y perderme el espectáculo.
Pero como mi mirada es a veces extraña, se centra en los márgenes, en esas cunetas repletas de gente (este año hay mucha, me atrevería a decir que más que en otras ocasiones), porque a veces hay más espectáculo allí que en el pelotón. Hay caravanas, que suponemos que van siguiendo el trascurrir de la carrera día a día, tipos con banderas que no se sabe si están allí por afición ciclista o por hacer que su bandera local salga en la tele (curiosamente, se ven muchas enseñas regionales, en proporción más que las de sus respectivos estados), pueblos enteros que salen a la calle a la hora que la caravana pasa por ellos, labriegos que siegan dibujos de homenaje al Tour en sus campos, gentes a caballo... Cuando llega la montaña el espectáculo aumenta: exhibicionistas semidesnudos (o desnudos) que se lanzan a
correr al lado de los sufridos y asfixiados ciclistas, los clásicos
"aguadores" que les echan agua o los empujan creyendo ayudarles, fotógrafos que amenazan con hacerles caer, familias haciendo picnic, ciclistas amateur con sus bicis aparcadas, tipos disfrazados...
De todos ellos, me gustaría hacer mención a un clásico, Dieter Senft, ese señor de barba blanca, tridente y disfraz de demonio que desde hace años se deja ver en todas y cada una de las etapas de la ronda francesa. Ya es una parte más, y se hace raro el día que, por despiste o lo que sea, no se ha podido ver su caravana (reconocible por ir acompañada de una bicicleta gigante), o sus tridentes pintados en el asfalto.
4 comentarios:
Jajaja! que cachondo el tío! si está esponsorizado y todo... mira que aún hay países a los que les sobra la pasta...
En fin... ver para creer...
Es que es toda una figura mítica, incluso se le ha hecho algún homenaje oficial por parte de la organización del tour.Además, también se le puede ver en otras carreras, como el Giro, la Vuelta y otras, pero no con la fidelidad que le tiene al Tour.
Con la tontería, el hombre se ha recorrido media Europa, lo cual tampoco está mal, es otra forma de viajar.
Parece que es una tónica general, pues incluso en el serio y clasista cricket abundan últimamente (sobre todo los días de partido de fin de semana. ya saben que cada partido dura 5 días) los payasos disfrazados de cualquier cosa que buscan chupar cámara unos segundos. En el tercer test del pasado Inglaterra-Sri Lanka en el Rose Bowl de Southampton el día que se jugó en sábado fue un campeonato de chorradas insufrible (lo peor es que las cámaras siguieran sus evoluciones a cada rato).
Habría que ver qué se esconde detrás de estas ansias de llamar la atención. Porque parece que es algo que va más allá de un afán individual (antes no había tanta gente que hiciera estas cosas, y los poco que había eran personajes peculiares), es algo más epocal. Será cosa de la sociedad del espectáculo.
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