Hay actividades que nos abstraen, que nos sacan de nosotros mismos, que nos transportan a otros planos en los que parece posible en no pensar (algo parecido a lo que suponemos que ha de ser estar en blanco), o que nos colocan en una disposición puramente pensante. Suelen ser cosas mecánicas, hechos repetitivos que no exigen una gran atención y nos dejan volar. Volar, en definitiva, a lo que cada uno más valore: un vacío o una plenitud. Habría que ver qué cosas y qué efectos producen en cada uno, los mantras que nos trasladan. Tal vez eso diga mucho más de nosotros que muchas otras cosas, posiblemente son nuestros más genuinos síntomas.
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