jueves, 10 de septiembre de 2009

Insumergibles


No entiendo porqué para hablar de algo hay que hacerlo de forma totalmente positiva, sin señalar tachas. ¿Es que acaso hay cosas perfectas?. Estamos llegando a un extremo en el cual, si se apunta algún rasgo que pueda ser tomado como negativo (a lo mejor ni siquiera está dicho con esa intención, pero ya se sabe, basta con que alguien así se lo tome), ya se interpreta como un discurso contrario a, o incluso incitador del odio o "crispador". Como resultado, frases autocomplacientes y sin atisbo de crítica (auto o hetero), todo muy aséptico y bienintencionado. Porque todo va bien y vivimos en el mejor de los mundos posibles. Y si hay algún problema, tenemos dedo índice para señalar a algún culpable, no pasa nada.

2 comentarios:

Julio dijo...

Creo que te he dicho ya alguna vez, que me gustan estas breves reflexiones 'filosóficas' que vas dejando como caer. Me sirven para reflexionar y a veces coincidimos.

Creo que es cierto eso de que simplificamos, tanto cuando hablamos de lo positivo, como cuando nos ponemos negativos.

No sé si es condición humana, o 'especialidad' de este país dualista y totalitario, de buenos y malos, de derechas e izquierdas, de progresistas y fachas.

Somos un país sin matices. En nuestras conversaciones o somos 'halagadores' o 'anatemas'.

Un saludo

El Pez Martillo dijo...

Gracias, Julio.

Me temo que es cosa de la condición humana, pero hay tantas cosas de nuestra condición que mantenemos más o menos domadas que no debería ser demasiado problema hacerlo con esta. O al menos contrapesarla un poco. Y últimamente se nos está yendo de las manos.

Saludos.