En uno de esos arranques que a veces nos dan, me he puesto a reorganizar mi biblioteca. Nunca ha tenido un orden, ni de autores ni temático. Simplemente, a medida que he ido comprando libros los he ido colocando en los huecos que tenía en los estantes. Como no tengo muchos (un par de cientos a lo sumo, ya que no tengo tanto espacio) siempre he sabido en todo momento dónde tenía el libro que me interesaba. Pero ahora que con la tesis estoy consultando muchos volúmenes, he creído necesario, más que nada por ahorrarme esfuerzos, colocar todos los libros de filosofía cerca de mi mesa de trabajo, para tenerlos a mano casi sin tener que levantarme.
No he seguido ningún criterio más allá de los estéticos y utilitarios, es decir, los he colocado por orden de tamaño y procurando distribuir el peso. De este modo, me ha quedado una organización un tanto extraña, en la que se entremezclan autores de lo más variopinto (con predominio de temática nietzscheana y metafísica). Lo más llamativo del batiburrillo es ver a Platón junto a Nietzsche (La gaya ciencia junto a una edición conjunta del Fedón y el Fedro). Extraña combinación, teniendo en cuenta toda la bilis que el alemán echó sobre los textos del griego. Pero en el fondo una feliz conjunción, porque siempre he tenido la intuición de que a pesar de lo del "platonismo invertido" y demás lindezas, en Nietzsche latía un gran platónico.
1 comentario:
Un servidor, en sus años mozos, solía mirar su biblioteca asombrado también de la extraña combinatoria que se crea en los estantes. Y de las sinergias. La proximidad física siempre atraía conceptos, relaciones... Mi gaya ciencia se las veía con un Schopenhauer no sé si invertido, pero también platónico.
Estoy de acuerdo con la aparente connivencia entre Platón y Nietzsche
un saludo,
Novell
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