miércoles, 18 de febrero de 2009

Ausentes


Una de las desgracias del presente, tal vez la más desgraciada, es la ausencia de líderes. Nominalmente, hay muchos (presidentes, directivos, jefes religiosos...), pero no poseen la capacidad del liderazgo. Tan solo ocupan un cargo, llenándolo de palabras vacías, es decir, de nada. Faltan grandes políticos, faltan grandes personajes. Lo temible es que aparezca alguno de carácter negativo, y que, en medio de la mediocridad, pueda llegar a arrastrar a las masas, no tanto por sus méritos o valores como por la ausencia de figuras magnéticas que se le puedan contraponer. Aunque claro, a lo mejor nos hace falta un personaje así, para que pueda surgir uno más positivo. Sí, tal vez necesitemos sufrir terribles dolores para parir algo grande.

2 comentarios:

Napoleón Lasagabaster dijo...

Hoy la palabra "elite" está reservada únicamente para el fútbol y otras competiciones. Anatema para quien la pronuncie fuera de esos contextos.

El Pez Martillo dijo...

Cierto, pero las sigue habiendo (allí donde se reunen dos o más personas, siempre hay una de mejor y otra de peor), aunque desposeída de el reconocimiento y el convencimiento (lo cual les quita buena parte de su "eliticidad").