miércoles, 3 de diciembre de 2008

Alabanzas


¿Porqué a la hora de poner a parir a alguien hay tantos voluntarios, mientras que nos cuesta mucho, muchísimo, alabar a los demás? ¿Tal vez porque en el fondo sabemos que podemos sacar una enseñanza mayor de una crítica que de un parabién?¿O más bien porque nos jode reconocer que los demás son capaces de hacer algo bien o tener buenas ideas? A pesar de todo, necesitamos que, de tanto en tanmto, alguien nos anime y nos dé una palmadita en la espalda, aunque sea falsa.

4 comentarios:

PENSADORA dijo...

Suele ser más fácil criticar a los demás sobre todo cuando se es crítico con uno mismo y en la sociedad que nos ha tocado vivir la autocrítica es un mal común.

Es difícil aceptar los triunfos de los demás si no somos capaces de aceptar y disfrutar de los propios.

Pero bueno, las palmaditas en la espalda, a veces, hay que pedirlas que a la gente le cuesta darse cuenta de las cosas.

El Pez Martillo dijo...

Pues yo diría que la autocrítica en nuestro mundo brilla por su ausencia. Tal vez por el exceso de críticas ajenas, que hacen que tengamos que ser nosotros los que nos autoalabemos.

En cualquier caso, las críticas y las alabanzas mejor hacerlas en privado y sin que los demás se enteren (sólo la persona implicada y nadie más).

PENSADORA dijo...

Se me ocurre que no es la autocrítica la que brilla por su ausencia, sino la autocrítica realista y constructiva. Me parece que la gente está siendo poco consciente de sus realidades y se autoengañan buscando lo malo de los demás para autoconvencerse... bueno... lo dejo que se me va la pelota... ¡llevo un trancazo!!! pero es un tema más que interesante este, aunque no lo parezca.

Por cierto, ya se empieza a mover mi agenda, igual estoy por ahí para fin de año ¡yuupiii!!!.

El Pez Martillo dijo...

Para el trancazo lo que hace falta es un paquete de kleenex, algo calentito que beber y palante.

Pues si te acercas ya sabes, que por aquí siempre se está dispuesto a lo que haga falta.

Saludos.