En mi cada vez más dilatada experiencia con niños, poco a poco me he ido convenciendo de que estas pequeñas criaturas son unos auténticos cabrones. Manipuladores y chantajistas, se aprovechan de los sentimientos tiernos y protectores que en los adultos generan para hacer lo que les da la gana. Es más, esos sentimientos pueden ser entendidos como una estrategia evolutiva para no matarlos a las primeras de cambio y generar en nosotros una ceguera ante sus actuaciones diabólicas. Porque, al fin y al cabo (y muy a menudo por desgracia), son el futuro.
Cada vez lo tengo más claro: si Satanás ha de aparecérseme alguna vez, lo hará en forma de niño. Quién sabe, tal vez alguna vez ya me lo haya cruzado. Y hasta a lo mejor le he salvado la vida...
2 comentarios:
"Cada vez lo tengo más claro: si Satanás ha de aparecérseme alguna vez, lo hará en forma de niño".
... o de ctónica.
Comparto sus sentimientos con respecto a los cabrones bajitos. Pocos mitos hay más impresentables que el de la supuesta inocencia infantil.
(bien traída la imagen del capullo de Damien)
Huelga decir que esos pequeños cabrones se han tirado nueve meses (más o menos) dentro de una ctónica. Digo yo que algo de ctonicidad se les habrá pegado. Estuve a punto de poner algo sobre ctónicas, pero me reafirmo, creo que la maldad es más maldad cuando se reviste de eses halo de inocencia que desprenden y que les atribuimos a los niños. Las ctónicas, al fin y al cabo han pasado por un proceso de educación y modelaje que los niños aún no han atravesado del todo. Ahora bien, se me ocurre que puede existir (y existe), una perversa combinación, las niñas ctónicas, esas jovencitas que aún no han acabado de dejar atrás la infancia pero que ya muestran ciertas "artes de mujer": esas peligrosísimas lolitas.
Para finalizar, otro mito del que también estopy despertando: los padres quieren a sus hijos.
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