martes, 2 de octubre de 2018

Va de faroles

De un tiempo a esta parte parezco haber desarrollado cierta sensibilidad a las sincronicidades: esas coincidencias curiosas en las que queremos atisbar algún significado. Una de ellas hace referencia a mis dos "profesiones" y algunas de sus figuras señeras (o al menos , las cuales tradicionalente se han representado con un farol en sus manos. 

En el ámbito filosófico tenemos a Diógenes de Sínope, creador de la escuela cínica, de quien cuenta la leyenda que se paseaba por las noches de Atenas con un farol en sus manos en busca de hombres honestos. Se trata de un filósofo "de segunda", no está en la champions league de la filosofía, pero aquí cuenta con nuestra simpatía y no perdemos una oportunidad de reivindicar el cinismo.  


En el campo enfermero está la madre de la enfermería moderna, profesional y científica, Florence Nightingale, santa laica, que hacía sus rondas nocturnas entre los heridos en la guerra de Crimea con una pequeña lámpara, lo cual hizo que se la conociera como "la dama de la lámpara" y así la ha representado la iconografía posterior. 
Tienen algo los faroles. La luz que uno porta consigo mismo, que ilumina tenuemente un pequeño círculo alrededor, sin que se pierda de vista la oscuridad circundante. Obligan a acercarse a las cosas para verlas, y nos imponen un ritmo más pausado en el avance. 

Obviamente, no me he decantado por estas disciplinas por los faroles, es algo que he sabido a posteriori, pero no dejan de sorprenderme estas coincidencias que lo más seguro es que no signifiquen nada. 

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