Es algo que ya sabemos, pero que no conviene olvidar ni retirar del primer plano: los grandes disgustos nos los van a dar quienes no quieren disgustos. Porque quien bien te quiere te hará llorar. Y como por sus obras los conoceréis, mejor fijarse en lo que la gente hace y no tanto en lo que proclama y publicita de sí misma. Es obvio, pero por obvio nos lo saltamos a menudo y tropezamos, en caídass tontas y evitables. Que al menos nos sirvan para aprender algo.
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