Nos movemos en un ambiente crispado e histérico, donde prima la hipersensibilidad ante todo, con reacciones exageradas, estereotipadas y sospecho que impostadas (en el fondo lo que importa es aparentar que se está del lado bueno y, sobre todo, cazar brujas). En este entorno se hace difícil mantenerse ecuánime y sereno, todo es una corriente que nos arrastra con suma facilidad, haciendo que aunque no queramos acabemos mimetizándonos. Hay que esforzarse, y a menudo sin esperar resultados. Es una cuestión de mantenerse y no dejarse arrastrar. Posiblemente acarree algunas desgracias, porque es fácil que se tome esta actitud como tibieza o como hostilidad disimulada, y no es descabellado pensar que se lleguen a situaciones de auténtico peligro para la vida.
No defiendo la equidistancia, ni la tibieza, sino las buenas formas, la cortesía, el tener en cuenta las posibles razones del otro (no cerrarse en banda), los matices..., a la hora de defender las posiciones propias. Es difícil, sí, sobre todo ante botarates que con cuatro conceptos (que a menudo malentienden) tienen muy claritas las cosas y no se apean del burro. Pero precisamente por ello hay que mantener las formas, por marcar una diferencia y mostrar que no hace falta ser un energúmeno para defender las propias ideas.
1 comentario:
Es difícil mantenerse en ese punto, sí. Pero hay que intentarlo.
Publicar un comentario