martes, 3 de abril de 2018

Hiperestimulados

Vivimos en un continuo estado de hiperexcitación. Los estímulos son tantos que no sabemos ya dónde mirar. Además, lo que nos mueve cada vez es más fugaz: un fogonazo nos basta. Captamos un fogonazo y creemos que ha habido un disparo y que hay una lucha que librar. Pero puede que sólo haya sido fogueo y además dirigido desde la tramoya para despistarnos. 

Cuesta esfuerzo no dispersarse entre tanta llamada de atención, pero tal vez nos convenga centrarnos en algunas pocas cosas y sacarles bien el jugo, sin despreciar nada de todo lo demás. Que los fuegos artificiales no nos impidan ver el cielo y sus estrellas.  

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