No soy aficionado a seguir ningún deporte de forma especial. Más que deportes sigo competiciones. Me cansan las ligas, copas y mundiales largos (fórmula 1, motos...). Para alguien con la atención dispersa que en seguida se cansa de las cosas, estar pendiente de algo durante meses es imposible. Prefiero algo más intensivo, un mes o un par de semanas de competición es lo ideal. Pero no se crean que cualquier deporte o competición vale. Los mundiales de fútbol y baloncesto me aburren, los juegos olímpicos los tolero y a veces me gusta ver algo (es curioso, pero en las olimpiadas hay deportes que tienen cierta resonancia, como la gimnasia, que luego no hay forma de ver en televisión en los cuatro años que median entre juegos), más por el aura y la parafernalia que por el juego en sí, y otros sí que los sigo decididamente. Básicamente, en los últimos años las únicas competiciones que sigo son el Tour de Francia y el Seis Naciones de rugby. Competición que por cierto ayer empezó y que por lo poco que me he informado, parece que esté año está bastante abierto. O sea, que se prevé incierto, lo cual es un atractivo añadido. No entiendo demasiado algunos pormenores del juego, me quedo más bien en el desarrollo general y en las cuestiones éticas (contra las apariencias, es un juego bastante limpio y caballeroso) y estéticas (visualmente es de una plasticidad y fuerza apabullantes).
1 comentario:
Sin alardes, el primer puñetazo en la mesa ha sido inglés. A ver si de una puñetera vez pueden reeditar laureles, que desde 2003 apenas ganan nada (unas cuantas Calcutta Cup). Si un fin de semana puede escoger, le recomiendo ver a los de la rosa, sobre todo su trío maravilla: Youngs-Ashton-Foden.
PD: servidor evolucionó de seguir tropecientos deportes a la vez (¡lo seguía todo!, cricket incluido) a quedarse sólo con el rugby. Es el único que satisface mi exigente furia sacrificial.
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