El otro día, en el supermercado, pasé junto a unos niños que jugaban. Tendrían no mas de 8 años. Eran un niño y tres niñas, ellas tiraban de sus brazos. Él las instaba a tirar más, intentando demostrar lo fuerte que era. Ellas redoblaban esfuerzos, y le hacían tambalear. Gritaban. "Me vais a partir en dos", decía él ya un poco molesto.
No pude evitar esbozar una sonrisa y pensar: "son como adultos". Y en seguida la sonrisa se transformó en amargura, porque lo que ahora es algo puramente lúdico para ellos, en unos años será un juego igual, pero ya no tan divertido. O al menos no tanto ni siempre.
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