Si hace unas semanas despedí al que por poco tiempo seguirá siendo el hospital de referencia para las Baleares, el vetusto Son Dureta, es de rigor que le dé la bienvenida al que será nuestra nueva casa de salud, el hospital Universitario Son Espases. Más grande, más luminoso y sobre todo, más moderno, en teoría adaptado a lo que se supone que tanto los trabajadores como los usuarios entendemos que debe ser un hospital del siglo XXI.
Atrás han de quedar ya las polémicas en torno a la construcción. Para bien o para mal, ya está hecho, y ahora ha llegado la hora de trabajar para que los sacrificios no se hayan hecho en vano. La obra está terminada y ya ha empezado la fase de traslado. Los trabajadores de algunos servicios administrativos ya están allí, y en unas semanas nos incorporaremos todos los demás. Hay nervios, tensiones, incertidumbres, cabreos y tiranteces, pero en el fondo se palpa la ilusión del personal, que ve ante sí un reto importante. Supongo que es normal. Si mudarse de casa es toda una epopeya, imagínense lo que es trasladar un hospital en el que trabajan varios miles de personas.
Habrá que adaptarse. Costará. Las rutinas tendrán que ser alteradas, el trabajo cambiará de un modo que creo que todavía ni vislumbramos. Los circuitos serán distintos (suministros, dietas, farmacia, celadores...). No es sólo el espacio físico el que se muda, la mutación nos afectará a todos, que tendremos que reajustar muchas cosas. Algunas de ellas ya están en marcha, como la completa informatización de las historias clínicas y de los procesos asistenciales (puesta ya en marcha en el viejo hospital bajo el significativo nombre de Odissea), y otras nos pillarán por sorpresa. Habrá que apechugar con todo.
Detalles aparte, nos esperan unas semanas duras, en las que tendremos que preparar el traslado y la adaptación a las novedades que Son Espases nos depara. Las daremos por buenas si logramos que todo llegue a buen término y hacemos que Son Dureta quede en el olvido (quiero decir, que nadie eche de menos el viejo hospital, en lo que a trabajo y asistencia se refiere). Intentaremos no tirar la toalla ante las primeras dificultades (a día de hoy, temo que no serán ni pocas ni pequeñas), y colaboraremos para que podamos estar orgullosos, no el primer día (ni desde luego hoy), pero sí tal vez el quinto, de decir que trabajamos en Son Espases.
2 comentarios:
La primera novedad que a bote pronto se me ocurre es que en Son Espases podrá dejar de lado el spinning, ya que correteándose día a día su kilométrico pasillo central creo que ya dará suficiente trabajo a sus músculos, ¿no cree? :)
Kilométrico no, mediokilométrico, que ese pasillo mide casi 500m. Pero para alivio de mis músculos le diré que, a lo sumo, sólo lo tendré que recorrer 2 veces: al entrar, y al salir, y ni siquiera eso, que mi unidad queda a medio pasillo. Si se fija en la foto o consulta los planos (estan en internet), el hospital hace como un peine: un largo pasillo desde el cual salen las distintas unidades, así que el enooorme corredor (hay dos, paralelos, uno para visitas y demás, y otro para el movimiento interno del hospital, con lo que no se mezclará todo como ocurre ahora en Son Dureta, que vas de visita y subes en el mismo ascensor que los pacientes encamados) no será el lugar por el que nos moveremos habitualmente.
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