A fuerza de sufrir, se puede llegar a una especie de insensibilidad en la que todo, incluso el dolor (sea del tipo que sea) pasa a otro plano. Es un paréntesis, que como todos se cierra, y es justo al cerrarse cuando uno lo ve y se comprende que se ha podido lo que no se creía posible. Es revelador, pero antes hay que caminar la difícil senda del dolor.
2 comentarios:
Sólo a través de la experiencia puede saber uno de lo que es capaz ¿no?. Para bien o mal, son las experiencias dolorosas las que más enseñan y las que más satisfacción producen ante su resolución. O por lo menos, a mí me pasa así.
Enseñan si uno se pone en disposición de aprender, lo cual sólo ocurre si se logra alcanzar esa especie de insensibilidad de la que hablo. Si no, uno está demasiado pendiente de su dolor-malestar-sufrimiento como para pensar en otras cosas.
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