Hace años tuve que tomar una decisión dura para mí. Tuve que renunciar a algo que creía muy importante, a uno de mis sueños. Me amargué. Hoy, estoy contento de aquella decisión, y no quiero pensar en lo que sería hoy de no haberlo hecho. No siempre conviene jugarlo todo a una sóla carta. A veces la fortuna está en plantarse.
4 comentarios:
Te habla desde aquí una gran soñadora que reconoce cuan ciertas son tus palabras. Yo siempre ando tras mis sueños pero mi problema es que no se como dejar de seguirlos, es como si esa necesidad de dejar todo por ellos me invadiera, lo cual no es bueno todo el tiempo. Tengo una manera muy particular de ver al mundo, muy mía y eso me trae muchas veces grandes desilusiones.
Soñar es hermoso, y si eso que anhelamos se cumple es increíble,pero el riesgo que corremos es enorme, el peligro es quedar atrapados en nuestro propio sueño
Tampoco se trata de que haya que darle la espalda a los sueños. Simplemente es que no hay que seguirlos ciegamente. A veces no son posibles y es mejor dejarlos atrás, y no sabemos dónde está nuestra suerte.
Está bien soñar, no avanzaríamos sin anhelos, pero conviene soñar con moderación. Es lo que cantaban los Stones: no siempre se consigue lo que se quiere (pero si lo intentas, a veces logras lo que necesitas).
Saludos.
A lo mejor la cosa está más en entender las propias capacidades y ser consecuente con éstas. A veces una renuncia nos conduce a un sueño mayor o mejor.
Yo soy más de no plantearme objetivos si no de atrapar oportunidades, y no va tan mal.
Salud compañero!
Correcto Pens, no tengo nada que añadir.
Salud!
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