Detesto profundamente los fluorescentes. Esa luz blanca, mortecina, hace que cuando entro en una estancia iluminada por ellos, empiece a encontrarme mal.
Seguro que la luz juega un buen papel, pero en el caso de los hipermercados hay muchas otras cosas: las músicas de la megafonía, los pasillos largos y abarrotados de productos, el número de gente que haya...
A mí me pasa en muchos sitios: en la biblioteca, en el gimnasio, hasta en el trabajo (hay días en que salgo encontrándome mal y al pisar la calle se me quita todo, será cosa del "síndrome del edificio enfermo"), y en todos hay luces de esas.
2 comentarios:
Eso le pasa a mucha gente. ¿Has pensado por qué al poc de estar en un hipermercado nos sentimos agobiados? Para mí que es esa luz hiriente
Seguro que la luz juega un buen papel, pero en el caso de los hipermercados hay muchas otras cosas: las músicas de la megafonía, los pasillos largos y abarrotados de productos, el número de gente que haya...
A mí me pasa en muchos sitios: en la biblioteca, en el gimnasio, hasta en el trabajo (hay días en que salgo encontrándome mal y al pisar la calle se me quita todo, será cosa del "síndrome del edificio enfermo"), y en todos hay luces de esas.
Publicar un comentario