Uno que se baja el sueldo, otro que abre una tienda, y el primo de alguien. ¿Y el deporte? A veces las ganas de provocar me pueden. El otro día, se me ocurrió, ante alguien que sólo lee prensa deportiva, atacar a la susodicha:
-La prensa deportiva es de lo peor que hay.
-¿Peor que la del corazón?
-Sí, peor. Más vergonzosa y rastrera.
Ahí quedó la cosa. Supongo que porque le pareció tan absurdo lo que decía que no merecía ninguna respuesta. Pero si nos ponemos a comparar, la cosa no es tan absurda. Unos sacan sus revistas llenas de rumores, desmentidos, datos (algunos falsos), sensacionalismos y demás fuegos de artificio una vez a la semana. Los otros todos los días (con periódicos estrictamente deportivos y con secciones en los diarios generalistas). Es cierto que la cosa se compensa en televisión, donde la prensa rosa acapara horas y horas de programación (pero no tiene ningún canal temático, todavía, como sí tiene el deporte). Están abonados al forofismo hooliganiano y al sesgo, porque claro, se dirigen a un público sesgado en exceso (en muchos cassos pesa más el color deportivo que el político, ante el cual somos más laxos), buscando, supongo, generar polémicas e información para vender más periódicos y tener más audiencia. ¿Que un entrenador hace un mal gesto en una rueda de prensa?(a lo mejor porque le ha dado un tirón en la pierna): hay mar de fondo en el equipo, y se auguran despidos y remodelaciones. Y mientras tanto, el partido ha quedado olvidado.
Tal vez esto se deba a l más que mediocre nivel de la prensa general española en una pendiente cada vez más pronunciada hacia abajo. Porque cuando hay tanto medio, es lógico que junto a algunos buenos (ahora no me viene ningún nombre a la cabeza) se cuelen muchos mediocres, que a la larga irán mediocrizando a la totalidad. Hasta el punto de que, off the record, algun os periodistas reconocen abiertamente estar avergonzados de serlo. Pero hay que ganarse el pan...