viernes, 29 de mayo de 2009

Puertas


Hoy voy a hablar de algo que sólo comentaría con mi psicoanalista, en el caso de que lo tuviera. Se trata de mi temor-manía-fijación-obsesión con las puertas. Tienen que estar abiertas o cerradas, nada de medias tintas. Tan es así, que me disgusta ver una puerta un poco descuadrada que no encaja de forma milimétrica con el marco. Y cuando están abiertas, han de estarlo hasta el tope. Como me entere de que hay una puerta a la que le queda medio centímetro para llegar a su máximo de apertura, ahí estaré yo para que llegue a él. Lo mismo con las puertas correderas.

Durante un tiempo tuve un armario empotrado en mi cuarto. Cada noche, antes de acostarme, el ritual era comprobar que estaba cerrado con llave y que las dos puertas estuvieran exactamente al mismo nivel, sin que una saliera más que la otra. No llegué nunca al extremo de tomar mediciones, pero poco me faltó. No es que le tuviera miedo al contenido del armario ni nada de eso, eran las puertas lo que me traían de cabeza.

Mi batalla actual con las puertas es un poco distinta, y el miedo juega un papel importante. Cada vez que he de salir de casa, si es muy temprano (en invierno, a veces es todavía de noche), siempre me asalta el temor de, al abrir, encontrarme a alguien de pie, quieto, delante del portal. Una figura negra, sombría, con sombrero (así la imagino yo, no sé porqué), que me obliga a abrir la puerta con cuidado y despacio. Una vez he salido, me río de mi estupidez, pero durante una breve fracción de segundo, no puedo negar que algo de inquietud he sentido.

En fin, que es una pena que el psicoanálisis no entre dentro de la cartera de prestaciones de la SS (Seguridad Social).

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Todavía me ha hecho levantar de la silla:

"Dulce, cuando alborotan los vientos el piélago vasto, / desde la tierra mirar la de otros pena y trabajo, / no porque sea el que sufra ninguno un gozo ni agrado, / sino que es dulce el ver de qué males uno está a salvo; (...) (Lucrecio, De rerum natura, LII)

:)))))))))))))
(¡Qué más quisiera! Si yo le hablara también...)

Un afectuoso saludo (Novell).

PENSADORA dijo...

¡¡¡JAJAJA!!! Sí que podría ser un valioso objeto de análisis esta fobia suya... pero no se preocupe, creo que no es grave.

Todo el mundo tenemos alguna rareza.

El Pez Martillo dijo...

Por poner algún verso más (más prosaico, no tan erudito como lo de Novell), este del inefable Javier Krahe:

"Tiene manías cada cual, las tiene el mismo Dalai-Lama,
y está muy bien la variedad que hay en la viña del Señor."

Pos eso.

Khal dijo...

Bueno, yo me deslumbré ante la belleza de la foto, que si bien las puertas no son mi fascinación, sí lo son las raíces/ramas/troncos de los árboles...

Espero no sea mucho el tiempo que terminas inviertiendo en verificar la exactitud del cierre de tus puetas cada vez, sino... sería un desperdicio a la larga, no crees?

De todos modos, creo que no es muy grave, aunque sí peculiar, curioso...

(te 'encontré' por Yann Tiersen como una de las predilecciones en común ;-)

El Pez Martillo dijo...

Hola Khal, gracias por el comentario.

No te preocupes, que lo de las puertas es algo anecdótico y tan sólo me lleva unos segundos.

De Tiersen, pues estamos a la espera del nuevo álbum (en teoría sale en septiembre, si no voy mal). Por el blog he hablado alguna vez de él y he puesto algunos videos suyos.

Un Saludo.