jueves, 1 de febrero de 2007

Raedura (II)


La raedura como una atenueación o debilitación del tejido de lo ente. A través de ella puede entreverse lo que hay detrás del velo, pero sólo entreverse, no hay posible acceso a ello. Como un mirador: se ve a lo lejos, pero no se puede estar en la lejanía, como mucho podemos asomarnos un poco por encima de la baranda. Supone un estar aquí, pero proyectarse hacia allí (ambivalencia y "esquizofrenia")

Al mismo tiempo, la raedura es la región de ruptura, el sitio por donde lo ente se rompe, o se puede romper. Es el eslabón más débil de la cadena. Y como es sabido, la cadena se mantiene mientras este eslabón perdure. Es, al mismo tiempo, punto frágil y punto fundamental.

También es el sitio del cuidado, el lugar que hay que mantener, que remendamos y tejemos de continuo, pero que en seguida se nos desteje. Penélope como figura del ser humano (¿no sería mejor llamarlo ente humano?)

3 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Jugando con el lenguaje, prefiero endosarle al Ser lo de la 'ruptura' o 'escisión', pues es su Unidad lo que se rompe en (y desde) el ámbito óntico. Sin embargo, creo que el ente no se escinde, pues carece de consistencia (ontológica) para poder partirse; su esencia es precisamente un estar-partido. Más bien creo que se 'disuelve', y lo que se disuelve es su pretensión ontologizadora (genética), de ahí lo de 'raedura'. Creo.

Lo del 'ver del mirador', no lo acabo de ver, habría que precisar. Poniéndonos poéticos, me sale ahora esa frase de Saint Exupery, que "lo esencial no puede verse con los ojos, sino con el alma".

El Pez Martillo dijo...

Ante lo que dice, Horrach, debo hacer varias posiciones:

Lo que dice de la escisión y demás es cierto y estamos de acuerdo. Lo que pasa es que usted se sitúa, por decirlo de algún modo, en el lado del Ser, o al menos no lo pierde de vista. Yo, en cambio, adopto una visión más interna, sin salirme del mundo óntico. Así, el ser humano, que es un ente especial y tiene una posibilidad de apertura al Ser (limitada e imperfecta, ya lo sabemos), supone un punto débil en la cadena de lo ente. Un punto desde el cual acercarnos al Ser. Entiendo bien lo de la poca consistencia de lo ente, pero se nos aparece como un mundo coherente (aventurándome un poco, diría que lo ente tiene voluntad de consistencia). Pero en nosotros, que somos la raedura, se muestra y evidencia lo poco consistente que es.

Respecto a lo del mirador, me pareció una buena imagen ilustrativa. Imagínese en un mirador sobre un abismo impresionante que se extiende en distancias inconmensurables. Usted sólo uede asomarse e intuir lo que hay al otro lado, incluso puede ver algo de lo que hay. Pero jamás podrá estar al otro lado, no podrá abandonar el mirador, sólo tendrá un acceso pobre a lo que haya. O eso, o también puede darle la espalda al abismo.

El Pez Martillo dijo...

Donde dije posiciones, quise decir precisiones.