lunes, 26 de febrero de 2007

En soledad


El otro día encontraron en Palma a un hombre que llevaba ocho años muerto en su casa. La noticia es macabra y curiosa. Lo primero que todo el mundo ha comentado es cómo nadie se dio cuenta de que ese hombre faltaba y cómo nadie notó el mal olor del cuerpo descomponiéndose (al parecer sí que se denunció unas cuantas veces, pero no se hizo gran cosa). El suceso saca a la luz el fenómeno de la soledad en nuestra sociedad. Hay gente que vive muy sola. Y no creo que sea cosa excepcional. Ciertamente, hay gente más solitaria que otra, incluso llegando a los extremos de la noticia, en que el fallecido no tenía amigos ni familiares que pudieran echarle de menos. Pero el hecho es que estamos de cada vez más aislados. Resulta paradójico que en esta época de aldea global, en la que numerosos cachivaches tecnológicos nos permiten estar conectados a todo el mundo en todo momento, apenas conozcamos a nuestros vecinos o a nuestros compañeros de trabajo. Porque sí, es verdad, todos tenemos amigos y nos escudamos tras una fachada de intensa vida social, pero ¿realmente conocemos a la gente con la que nos relacionamos y a la que muchas veces llamamos amigos?. Muy a menudo nos aprovechamos de ellos (y ellos de nosostros) para tener algo de compañía y hacer cosas juntos, para no aburrirnos. Pero todo dentro de unos esquemas que no dejan traslucir más que una pequeña parte de nosotros, y a demás una parte que es común, que es moldeada desde fuera, que viene marcada por las formalidades sociales (se organiza una cena, hay que ir vestido de una forma, se tiene que hablar de unos determinados temas...). Sí, estamos con otros, pero de modo muy diferente a como lo estamos con las otras gentes con las que nos cruzamos. Muy a menudo pienso que la mayoría de lo que llamamos amigos son simples contigüos, gentes con las que hacemos cosas juntos, sin que exista un sentimiento de fondo (porque no olvidemos que la amistad, la philía, es un sentimiento), tan sólo un consuelo por la compañía (que, es verdad, ya es algo). No me suelo creer a la gente que va por ahí presumiendo de muchos amigos, porque tienden a llamar amigo a cualquier persona que les cae bien. Evidentemente, tampoco hay que ser un antisocial, pero creo que la amistad es algo más que ir de copas y compartir fiestas. Amigos no hay más que unos pocos, y con los demás nos encontramos por la calle. La cuestión es que me parece que las relaciones humanas de cada vez se van volviendo más fugaces y superficiales, como es de esperar en una época vertiginosamente rápida y cambiante. En la que a pesar de toda la velocidad, uno puede pasarse ocho años muerto sin que nadie se entere.

7 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Sobre este caso del señor muerto que han encontrado en Palma, lo que más gracia me ha hecho son los clichés que han empezado a poner en marcha los supuestos 'expertos' con los que la prensa ha consultado (dos de ellos son nuestro Alex 'Trotsky' Miquel y el supermediocre Toni Tarabini, ese personaje que confunde a la señora Hannah Arendt con "aquest tío, en Hamman Harendt"... prometo que es cierto, lo dijo, ¡varias veces!, en una tabla redonda hace 2 años). Ya han empezado a pontificar que si la alienación de la sociedad capitalista, el abandono del diferente, bla bla bla. Cuando parece que este caso era el de un pobre enfermo mental, un señor que se abandonó a sí mismo, llegando a pesar 150 kilos, que no se lavaba, que no hablaba con nadie, que se metía con los vecinos, que tenía su casa llena de mierda, que tiraba la basura por la ventana, etc. En fin, que en un principio sí me llamó la atención que sus vecinos pasaran de saber qué le había pasado durante 7 años, pero cuando han ido saliendo datos, entonces no me cuesta entenderlos.Nuestros 'expertos', a demás de no soltar las mismas tesis siempre y en cada caso, deberían ponerse, por una vez, en la piel de la gente en la que nunca piensan. Ponerse de parte del muerto es fácil, es una tentación tan buenista como identificarse con el bueno de una peli.

Sobre el texto de Pez, bufff, la soledad en nuestra sociedad es un tabú tremendo como el suicidio, cuesta mucho hablar de ello, siempre hacemos como que la cosa no va con nosotros cuando sí que nos implica, y de qué manera. Aunque nunca haya estado uno solo (física o psíquicamente), ese miedo, ese agujero negro 'burnsiano', siempre está ahí. Un servidor pasó su peor época de subsuelidad (de 1996 a 1999) en una soledad psíquica atroz y enfermiza (sólo trataba con esas personas que viven conmigo y de las que a veces preferiría no saber ni sus nombres), y, la verdad, no se lo recomiendo a nadie.

shalom!

El Pez Martillo dijo...

A mi lo que me ha llamdo la atención de este caso es cómo, de pronto, toda esa gente que no se preocupó por él, se paresura a dar declaraciones en los periódicos sobre cómo era y lo que hacía. En su día no quisieron conocerle y ahora todos presumen de que lo conocían (por cierto, y no es por darme el pisto, conozco gente que lo conoció, y que incluso llegó a convivir con él hace muchos años).

Horrach, yo también leí lo de nuestro Alexandre. No sé qué criterios sigue la prensa a la hora de consultar con "expertos", pero me llamó la atención que él fuera uno de ellos (no por que no lo vea capaz, sino porque no me parece que esto entre dentro de su campo de estudio).

Jarttita. dijo...

"Era un hombre invisible,en el sentido más profundo e inexorable de la palabra. Invisible para los demás, y muy probablemente para sí mismo.".
P. Auster. "La invención de la soledad".

( Mira lo que acabo de leer).

( espero que mis opos duren menos:))

Johannes A. von Horrach dijo...

No se extrañe por lo de Alex Trotsky. Últimamente se lo promociona bastante desde el Diario de Mallorca. ¿Por qué será? ¿Recuerda quien fue nuestro anterior jefe de departamento hasta ahora hará un año? ¡Bingo!, ése mismo, el amigo del Borbón. ¿Y recuerda quien era su nº dos en el departamento? ¡Bingo!, el mismo Trotsky. ¿Y sabe qué rolocupa en el Diario de Mallorca el amigo del Borbón? ¡Bingo también! Pues todo cuadra, todo está "atado y bien atado"... (¿qué pensador popularizó este curioso afoprsimo"?, jajaja)

Imagino que la gente que conoce que convivió con el muerto no hablará muy bien de él, en vistas de lo que ha aparecido en prensa, ¿no?

saludos

Johannes A. von Horrach dijo...

Por cierto, Pez, qué raro que ayer no pudiera cumplir con su fiel costumbre de escribir una entrada cada día. Creo que se ha roto una racha. Dejó a su querido blog en la soledad más absoluta, desamparado, y con él, a sus fieles, ¿no le da vergüenza? :-)

El Pez Martillo dijo...

Pues no había caído en lo de nuestro Alex Trotsky (aunque lleve la barba a lo Lenin), la verdad. Soy muy malo para estas cosas del atado y bien atado. Lo extraño es que no nos aparezca nuestra querida Lulú en ese diario.

Lo de que no escribiera el otro día fue una pequeña crisis del escritor. No porque no tuviera tiempo. Lo que no tenía era ganas, y tampoco tenía nada pensado para escribir. Era domingo y mi cuerpo estaba de domingo. Además, empecé a trabajar en lo que se supone que será mi comunicación para el 44 Congreso de Jóvenes Filósofos, y estaba más centrado en otras cosas, además de un pelín bloqueado. Ya le haré llegar los resultados para que me los destripe convenientemente.

Saludos.

Cvalda dijo...

Totalmente de acuerdo. Estoy harta de escuchar a toda esa gente que dice estar rodeada de amigos, cuando, a la hora de la verdad, en el momento en que se ve en problemas, no hay nadie para ayudarles...Una frase que me gusta mucho es "Los amigos que uno tiene pueden contarse con los dedos de una sola mano", lo cual es totalmente cierto.