lunes, 24 de septiembre de 2018

El lugar

Todos tenemos nuestro lugar. A veces lo encontramos, y otras vagamos buscando el sitio. Para cada persona es distinto: hay quien se queda en la gran ciudad, y otros prefieren el campo. En los últimos tiempos he conocido varios casos: de la capital a la provincia y viceversa, de la ciudad a las afueras, o directamente al campo. Ninguno de ellos ha sido por motivaciones económicas (como ocurre a menudo: te has de ganar la vida y vas allí donde más oportunidades tienes para lo que sabes y puedes hacer), ha sido una decisión consciente y más o menos meditada. Todos parecen haber encontrado cierta calma y felicidad, y dicen estar contentos. 

Luego estamos aquellos cuyo lugar es más bien interior, que no dependemos tanto de circunstancias externas y buscamos otro tipo de sensaciones y alimentos. Quizás en el fondo es lo que todo el mundo busca, pero tan volcados estamos ahí fuera que no lo sabemos ver y nos perdemos en la jungla que nos devora, condenándonos a una odisea en la que no hay ni Ítaca ni Penélope donde arribar. O que sí que las hay, pero que buscamos en el lugar incorrecto. 

2 comentarios:

Juan Carlos González Caballero dijo...

Una reflexión brillante la que aportas. Pienso que esa vida interior es fundamental y también pienso con tristeza que hay gente que no lo encontrará. O quizás saben que puede existir pero deciden no buscarlo. Todo es respetable. Pero yo me sumo a la necesidad de habitar esos mundos, con esto no quiero idealizar la idea ni hacerla paraíso sino en lo que puede hacer que la vida no se limite sólo a ser un espectáculo monótono y mortal, que sea algo más, que tenga otros sabores que no hubiésemos percibido sin ese paladar interno. Tampoco quiero caer en un vitalismo mágico y eternamente pleno y feliz porque no creo en eso. Y a modo de ejemplo citaría a Paul Simon cuando decía que él era una roca porque una roca no siente dolor y una isla nunca llora. En ese momento él viajaba a ese lugar e incluso se quiso mutar en él, es otro lugar interior que no tiene porque ser maravilloso.
Saludos.

El Pez Martillo dijo...

Yo creo que no es algo que se le pueda reprochar a nadie. Vivimos en mundos distintos y no nos entendemos. No es que le den la espalda o lo ignoren, es que simplemente no lo sienten, sus coordenadas son otras.