El otro día leí a alguien que en tono elogioso se refería a un artista (no recuerdo quién) diciendo que "molestaba a quien tenía que molestar". Curioso. En primer lugar porque no me queda claro que un artista, ni nadie, tenga que dedicarse a molestar (contra la retórica de quienes piensan que el arte ha de escocer, y si no lo hace, no vale la pena). Y en segundo lugar porque puestos a molestar, seamos molestos de verdad e incordiemos a todo quisqui. De lo contrario no se es rompedor ni revolucionario, tan sólo un adulador de aquellos a quienes no se molesta, que se regodean en la picazón de los otros. Además, la molestia debería ser un efecto secundario del arte (haz lo que te apetezca, y a quien no le guste, que no mire), no su fin.
En cualquier caso, aquí valoramos a aquellos personajes que en una guerra pudieran acabar fusilados por cualquiera de los bandos en combate. Para qué tomar partido si podemos aspirar a todo.
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