Lo que me preocupa de las actitudes revolucionarias del personal es que a veces se quedan en eso, sin ver que en el fondo su aspiración debería ser la de convertir en norma lo reivindicado.
Habría que preguntarse qué va a pasar en el hipotético caso del triunfo. Entonces habrá llegado el momento de ser conservadores, de mantener lo logrado con tanto esfuerzo y de oponernos a los cambios. A no ser que nos instalemos en el postureo de la revolución, en la autocomplacencia del "qué estupendos somos" y ser ratones en la rueda, entretenidos en una labor agotadora e inútil pero que nos mantenga con la adrenalina bien alta.
En el horizonte de toda revolución está la reacción.
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