Vaya, el Papa renuncia. Y dice que lo hace porque ya no tiene fuerzas para desempeñar su labor. Rápidamente, han surgido voces admirando el gesto. Dicen que lo humaniza. Incluso desde el núcleo duro del catolicismo lo dicen. Y uno, que lo ve desde la relativa distancia del descreímiento, lo ve como una muy mala señal que debería poner en alerta a una gran parte de los creyentes (la renuncia y el que se vea como algo positivo). Porque en un Papa, que se supone que es el máximo representante de las relaciones entre lo humano y lo divino (no en vano es el Sumo Pontífice, el puente máximo) para quien en ello tienen fe, se espera una cierta dimensión sobrehumana.
Ha sido toda una sorpresa lo de la renuncia del Papa. Pero no menos sorprendente ha sido la reacción comprensiva del personal. Y más teniendo en cuenta que vimos al Papa anterior arrastrarse en su decaimiento físico hasta límites casi grotescos aceptando la carga de su labor casi sin rechistar. Y que también se le alababa entonces por ello, e intuyo que algunos de los que ahora ven buena la "humanización" veían bueno también entonces el "sacrificio" que realizaba.
Finalmente, no puedo evitar poner esto en conexión con la idea que me ronda de que estamos ante una crisis mucho más profunda de lo que nos creemos, en la que lo económico en lo que algunos ponen el acento, no es más que una de las múltiples consecuencias. En cualquier caso, veámoslo por el lado positivo, tendremos la oportunidad de volver al contemplar el magnífico espectáculo del cónclave. Pero descafeinado, sin Papa muerto, sin el condimento que el duelo le da a estas ocasiones.
PD: unas semanas antes del anuncio de la renuncia, al soltar el Papa una paloma desde el balcón, una gaviota se abalanzó sobre ella y la atacó. Si a ello le unimos el relámpago que impactó en la basílica de San Pedro el mismo día del anuncio, tendremos que acabar creyendo como los antiguos en las señales que el mundo nos manda.
2 comentarios:
Yo lo interpreto como una forma de neutralizar el vacío de poder que implica un papa chocho y senil, incapaz de saber en qué mundo está. Con Wojtyla pasó algo así, pues se dice que su segundo, Dziwisz, fue el auténtico pontífice mientras el titular se derrumbaba (cuentan que Dziwisz firmaba órdenes del papa incluso minutos antes de su fallecimiento). Al menos en vida, y todavía con la cabeza en su sitio, uno lo puede dejar todo atado.
Por cierto, dice usted que no habrá entierro del papa, pero tengo curiosidad por ver cómo se oficiará el de Ratzinger cuando muera. Como es algo insólito, no sé si será un 'entierro de papa' como toca, porque realmente Benedicto XVI morirá el mes que viene, para reconvertirse en el teólogo Ratzinger (por tanto, cuando muera no lo hará como papa).
saludos
Ciertamente, está esa la cuestión de la senilidad, una probabilidad que con los años va aumentando, por aquello del aumento de la esperanza de vida y los avances médicos (antiguamente te morías antes de llegar a chochear, pero ahora te aguantan tanto en vida, que el cerebro se licúa y el cuerpo sigue tirando), y no me parece mal que el Papa haya tenido la suficiente frialdad para darse cuenta y actuar de acuerdo con ello. Pero echo en falta ese plus que se supone que la Iglesia tiene, el del elemento "divino" o espiritual. con esta decisión el Papa se ha puesto a la altura de cualquier otro gobernante, pero ¿no se supone que el Espíritu Santo interviene en la elección y en sus decisiones?. ¿Qué pasa entonces, que se equivocó (algo supuestamente imposible), que le ha abandonado? ¿O hemos de pensar que las fuerzas del Mal están tan extendidas que el Bien ya no puede con ellas?
Me falta ese elemento, supuestamente importante dentro de una religión. Y no he visto en ningún lado ninguna interpretación en esos términos. No es que me importe mucho, ya digo que no soy creyente, pero me resulta extraño.
Sobre el entierro y funeral, es posible que ni nos enteremos mucho, sobre todo si la muerte llega dentro de mucho tiempo. Teniendo en cuenta que se recluirá en un convento, capaz que ni nos enteramos.
Saludos.
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