lunes, 19 de enero de 2009

Cumpleaños Poe


Los aniversarios vienen bien para rellenar huecos. Y hoy se celebra uno de esos de los que hablan los diarios y los noticieros. Si no hubiera muerto, hoy Edgar Allan Poe cumpliría doscientos años. Ya ha salido varias veces en este blog, por lo que es fácil deducir que se trata de uno de los personajes que más me interesan y admiro, y cuyos textos (tanto narrativos como ensayísticos o poéticos) más he disfrutado y disfruto (lo he leído casi todo). Rodeado de leyenda, su vida es tan interesante y terrorífica que sus macabras y truculentas historias. Pero no es sobre su vida sobre lo que me apetece hoy hablar, sino sobre un fenómeno que viene ocurriendo en el día de hoy desde hace varias décadas.

Resulta que todos los diecinueve de enero, desde 1949, aparece en la tumba del escritor, sita en Baltimore, una botella medio vacía de coñac y un ramo de rosas rojas. No ha habido ningún año en el que no haya aparecido. La gracia está en que nadie sabe quién es (como si importara) ni porqué hace esta ofrenda al poeta de forma tan persistente. Y eso que se han organizado "cacerías" con el fin de resolver el misterio (¿no es mejor dejarlo así, misterioso, poético, que desvelar al admirador?), resultando todas infructuosas. Y claro, esto ha aumentado el misterio, porque alguien que lleva sesenta años (tampoco está claro si es una única persona) realizando el mismo ritual ya debe ser anciano, y a pesar de ello sigue acercándose a la famosa tumba y dejando sus ofrendas, burlando a la tropa de aguafiestas que intentan atraparle, generando leyenda y contribuyendo a que la de Poe se acreciente aún más. Esperemos que hoy no le pillen.

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