domingo, 14 de septiembre de 2008

La trampa turística


De todos es sabido que Mallorca es un centro turístico importante a nivel internacional. Que todos los años la visitan varios millones de gentes venidas del continente y de más allá. Que son muchos los famosos y personalidades que por aquí pasan sus veranos. Y eso sin que los mallorquines nos veamos muy afectados (el mallorquín, ese animal ovejuno que te mira como con desprecio para luego seguir su camino). Nuestra tradicional indolencia hace que soportemos carros y carretas, y que procuremos ir nosotros por nuestro camino y no mezclarnos mucho con los que vienen a pasar un tiempo por aquí. Sin embargo, a veces se oyen voces en contra de la masificación del turismo. Y en seguida surgen los voceros de turno con el gastado discurso del "morder la mano que nos da de comer", del "cuando érais pobres bien que los queríais" y demás. Y sí, cierta actitud de desprecio hacia el turista ha ido creciendo entre la gente. Pero, creo, es algo reciente y coherente con la calidad de ciertos turistas que aquí vienen. Que vengan avisitar y a conocer la isla, a disfrutar de los paisajes y de las playas, a ponerse morenitos y tal está bien. Pero que vengan a meterse con el personal, a emborracharse, a destrozar las cosas que hay por aquí, pues como que molesta un poco. Y para muestra, varios botones:

-Quien más quien menos puede relatar alguna historia (en primera o en tercera persona) en la que algún turista se les encaró por no saber su idioma (por lo general el alemán). Yo mismo sufrí uno de estos episodios en pleno centro de Palma.

-Los hoteleros cifran en millones (de pesetas, al euro que le den) las pérdidas que los vándalos ocasionan en sus juergas nocturnas salvajes. Incluso ya los hay que se niegan a acoger según qué perfiles de turistas.

-Todos los años mueren varios turistas al despeñarse de los balcones de sus habitaciones (generalmente son británicos). Lo que les ocurre es que, borrachos como cubas (teniendo en cuenta que se les sirve la bebida en cubos de 5l es comprensible), pierden las llaves e intentan entrar desde la habitación de al lado, saltando por el balcón. O, peor aún, pretenden tirarse a la piscina desde un sexto piso, cual gráciles saltadores olímpicos.

-Hay zonas en las que, siendo español (Punta Ballena, Bierstrasse), es mejor no acercarse, pues se arriesga uno a que una tropa de exaltados lo persiga y lo apalice (al parecer, somos vistos como una ameza y no dejan que nos acerque os a sus guettos, no sea que nos dé por ligarnos a "sus" mujeres).

-Pasear por el Arenal en verano es una especie de zoológico de tipos humanos: borrachos interrumpiendo el tráfico y haciendo calvos al personal, aficiones futboleras desgañitadas, cánticos beodos a las 5 de la tarde, nubes de alcohol al rededor de los balnearios, un tío que desde una galera (na calesa) en marcha tira un botellín de cerveza a la playa (el vuelo fue de unos veinte metros, el conductor le reprendió y tuvo que aguantar la bronca de los cuatro bárbaros que llevaba). El colmo lo vi el otro día, dos tíos ataviados con el uniforme de la selección alemana de fútbol, cascos estilo káiser y un megáfono por el que sonaba, a todo volumen, un discurso de Hitler.

Afortunadamente, no todos los turistas son así (si lo fueran sería el final), pero de veinte años acá la cosa se va deteriorando. El afán de grandes hoteleros y compañías, que cada año han de superar las cifras del anterior, les ha llevado a vender paquetes a precios irrisorios, con lo que aquí viene todo el mundo, a cuerpo de rey y por cuatro duros. Tienen derecho a divertirse, pero me parece que entre la diversión y el vandalismo hay una diferencia (aunque bueno, no sólo son los extranjeros, que los de aquí también están adoptando estos modelos de diversión estúpidos en los que prima el desfasar sin luego recordar). Porque a veces se tiene la impresión de que muchos vienen aquí, más que a conocer nuevas tierras y ver cosas que no tienen en su casa, a hacer lo que no pueden o no se atreverían a hacer en su tierra. Y qué quieren que les diga, si yo voy a otro lugar, intento respetar al máximo sus habitantes, sus costumbres y sus cosas.

En fin, que necesitaba desahogarme un poco. ¿Es o no es para quejarse?. Si no fuera por las suecas...




9 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Lo peor es eso: que muchos turistas (británicos y alemanes mayormente) vienen a Mallorca a hacer todo aquello que en sus países de origen no se les permite. Mallorca es para ellos una válvula de escape a su salvajismo, una catarsis en toda regla. Me alegro de que en Ibiza últimamente ya no claudiquen ante estas actitudes.

¿Recuerda, amigo Pez, aquellos vuelos que desde Alemania (Frankfurt está a dos horas, más cerca que las Canarias) nos traen al paseo Marítimo a hordas de jovenzuelos teutones para desbarrar sólo unas horillas en Tito's y similares, para después devolverlos a su país, durmiendo la borrachera en los aviones?

shalom

PENSADORA dijo...

UUUUFFFF!!! cuánta razón tienes, yo misma, sin ser mallorquina, lo he sufrido.

A los que sí vamos a disfrutar de aquello que no tenemos en nuestras casas, a desconectar... también nos afecta este tipo de turismo que muchas veces desmerece la belleza de la isla.

Ha cambiado mucho la cosa de diez años a esta parte, cuando yo comencé a dejarme caer por allí y para entonces ya no era como antes.

En fin, qué se le va a hacer.

PENSADORA dijo...

Por cierto, con permiso, he de reseñar que ciertamente el carácter mallorquí se ha agriado un tanto, noto diferencia en las aureas mallorquinas, ya no sonríen tanto como antes al ver a una agregada "que no sabemos de dónde ha salido".

El Pez Martillo dijo...

Pues sí que es verdad lo de esos viajes "express". Últimamente hay muchos de despedidas de soltero/a, vienen un fin de semana a desfasar aquí o a Ibiza. ¿Y se acuerda suted de esa peli, Ballermann 6, que triunfó hace no mucho en Alemania, ambientada en el Arenal y al más puro estilo Pajares-Esteso?. En cualquier caso, la culpa es nuestra (de la población, las autoridades y los empresarios turísticos), que dejamos que estos energúmenos se nos suban a la chepa. Y me temo que en Ibiza es mucho peor (muy pronto lo vamos a comprobar), aunque como dice, parece que empiezan a poerle freno.

Otra muestra, vista hace un rato en el Arenal: una camiseta en la que pone, en inglés, que los buenos chicos van al cielo y los malos a Mallorca.

El Pez Martillo dijo...

Pensadora, sí que ha cambiado, y mucho. Parece mentira, pero a pesar de ser joven (cada vez menos, jejeje) noto la diferencia de hace veinte años a ahora. No sólo tiene que ver con el tema turístico, sino con el crecimiento de la población y los cambios sociales. Si antes se conocía a Mallorca como "la isla de la calma", es evidente que eso hace tiempo que se acabó. En el caso de Palma, hemos pasado a ser una ciudad densamente poblada (si no voy mal, la octava de España), con todo lo que eso conlleva: coches (somos una de las regiones con más densidad de tráfico), obras por todo, servicios deficientes (no se adaptan al mismo ritmo que crece la población)... Creo que eso hace que el carácter cambie. Aunque diría que el carácter mallorquín siempre ha sido un tanto agrio con el que viene de fuera (puede que con el tiempo, tras varias oleadas migratorias, el recelo haya crecido, no sé).

Pero las puestas de sol siguen siendo iguales (hoy me ha tocado otra sobre la bici, mejor que la del otro día, con el cielo más limpio y con más frequito).

Un saludín.

PENSADORA dijo...

AINS! las puestas de sol mallorquinas.... sólo faltan cuatro días y tengo una "mallorquitis" que no veas... en fin, paciencia...

El Pez Martillo dijo...

Esperamos que no se nuble y puedas ver alguna puesta de sol...

Anónimo dijo...

Qué te voy a decir yo de los turistas que habitan ciertas zonas de la isla!!! Ya sabes dónde vivo y cómo son los elementos que vienen de vacaciones... justo delante de mi hogar tengo espectáculo diario... La verdad es que a estas alturas ya se ha calmado un poquito, pero desde luego, no tiene desperdicio... o más bien todo lo contrario!!

El Pez Martillo dijo...

A veces hay que hacer la vista gorda, porque el espectáculo que vi yo frente a su casa ese día de hace un par de meses no estuvo nada mal... (vamos, que no fue nada desagradable). Si esas cosas pasan a mneudo, debería usted montar sesiones y cobrar entrada a su balcón.

Un saludito.