Hoy ha sido el día de Es Vedrà. Ya tenía yo ganas de contemplar este famoso islote, repleto de leyendas misteriosas. No me ha decepcionado. Esta enorme masa de roca se yergue frente a Cala d'Hort, una preciosa cala típicamente mediterránea. Son 385 metros de roca que surgen del mar, motivo que lo hace tan atractivo. Ver atardecer ahí es todo un espectáculo de la naturaleza, y no es de extrañar que tantas gentes (pintores, místicos, poetas, escritores, músicos...) hayan experimentado en sus inmediaciones enigmáticas inspiraciones. Sentado en la arena de la cala, me hubiera gustado permanecer ahí durante horas, examinando todas las sobras y arbustos del islote.
La mañana resacosa ha sido para pasear por el mercadillo hippy de las Dalias, ahora un poco más flojo de visitas, pero que en verano congrega grandes multitudes. Y esto me sirve para abrir el capítulo de personajes raros que se pueden ver por esta isla, que, a fuerza de fiestas y "glamour", acumula una buena nómina de pirados y pasados de rosca que le dan un aire extraño al lugar. A ello contribuye el carácter abierto y discretamente tolerante de los lugareños, que desde hace cuarenta años están acostumbrados a ver de todo y ya no se sorprenden por nada (aunque sus conflictos han vivido, me consta...).
Ha habido alguna parada en calas y pueblecitos, pero el cansancio y las prisas apremian, porque en un rato hemos de ir a quemar el sábado noche, así que voy a ir cortando la transmisión.
1 comentario:
¡a las muy buenas! que bien te lo estás pasando pillín y leyéndote doy por hecho que nuestro Dr. H también.
Con lo que cuentas ya he apuntado Ibiza en mi lista de viajes pendientes que con lo cerca que suelo estar ya me vale no haber ido ya.
Ale pues! que te diviertas muchísimo.
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