En vista de lo dicho sobre "los sensibles" unas entradas más abajo, se me ocurre sacar una conclusión poco original, que ya extrajo por otra vía cierto griego hace veinticinco siglos:
¡expulsemos a los poetas, cantautores y demás sensiblonerías de la polis!
7 comentarios:
Jejeje! has dicho! cascarrabietas!
Desazonada me deja señor pez.
Por sus dos entradas anteriores pense que recuperaba su brillo,su maltrecho pathos...¿como puede alguien tan inteligente como usted despreciar la condicion tan humana como la de sentir emociones?
A vueltas con las mascaras.No me lo acabo de creer.Demasiado sensible para no darse cuenta de la relacion entre sentir y estar vivo.Me cuesta creer que solo quiera ser una cabeza pensante.
En todo caso y por fortuna ni usted ni el griego,25 siglos despues,han logrado sus deseos y las polis siguen llenas de poetas.
!Loados sean los poetas que nos elevan sobre estas morbidas miasmas de la existencia con sus bellas palabras!(Bucowski aparte).
Aunque mientan demasiado...
Saludos.
A la calle!! A la calle todos!!
Qué tristes y aburridas son las utópicas repúblicas de los virtuosos!
Pero sí es verdad que empalaga ya tanto poeta o artista convencido de su gran arte. Brotan por todas partes. Incluso hay quien escribe en prosa y se considera un poeta, o quien dice no poder escribir prosa o narrar con normalidad al sentirse incapaz de cultivar "el lenguaje de lo obvio". Tan celestiales se creen algunos que al final lo obvio no lo trata nadie, y se nos escapa irremisiblemente. Terminamos por conocer mucho del cielo y demás zarandajas místicas y muy poco de nosotros mismos. Dice un personaje de una novela de Aramburu: "No hay que olvidar que el poema es el punto de intersección entre la ignorancia y el narcisismo. En todo tonto que se gusta palpita el corazón de un lírico"
Pensadora, usted sí que sabe, jejej.
Anónima (aunque cada vez menos): una cosa son las emociones, otra el sentir y otra la sensibilidad, y si he atacado algo (cosa que dudo), es a lo tercero (al menos en sus extremos. No quiero ser una cabeza pensante, todo lo contrario,si hay algo que eliminar, tal vez se trate de la cabeza. Dice usted que afortunadamente el griego no consiguió sus planes. Digo yo que así nos va. Y la cita de Bukowsky (o como se escriba) no me gusta nada, no quiero elevarme sobre las miasmas, sino bucear en ellas.
Jartitta, me ha traído usted a la memoria al inefable Jesús Gil, con aquello de "¡A la puta calle!". Hay algunas frases célebres suyas que, sencillamente, he hecho mías.
Javi, no tengo nada que añadir a lo dicho, todo perfecto.
Saludos a tod@s y gracias.
Servidor añadiría una nueva categoría sacrificial, aunque en este caso no me conformo con la expulsión, sino qu exijo el fusilamiento en lugar público: ¡los periodistas deportivos!
O, mejor, ni fusilamiento ni leches: puro y minucioso Leng-Tché y a tomar por culo las espantosas retransmisiones deportivas.
Muy buenas tardes, Horrach. Sí, los periodistas deportivos son unos pesados y unos veletas de cuidado (¿cómo se puede pasar de abominar a santificar en tan poco tiempo?).
Hablando de Leng-Tché, parece ser que, dentro del ritual, el factor tiempo era importante. Si el condenado moría antes de hora, entonces se mataba al verdugo.
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