sábado, 7 de junio de 2008

Segregación


Que los distintos grupos de diversa procedencia se aglutinen es hasta cierto punto lógico. Cuando te encuentras en una tierra extraña a la tuya, a la que has tenido que ir forzado por las circunstancias, es normal que crees lazos con gente que está más o menos en tu misma situación (si son de tu misma nacionalidad e idioma, tanto mejor). La cosa empeiza a ponerse extraña cuando los diferentes grupos empiezan a darse la espalda. Y empiezo a notarlo a mi alrededor. En las colas del supermercado empiezo a ver cómo cada caja se va especializando, dando lugar a situaciones absurdas, como que haya colas casi vacías mientras que en las otras hay que esperar bastante. Curiosamente, cada cola tiene individuos de rasgos semejantes.

Puede ser una simple casualidad, o deberse a aquello aristotélico de que lo semejanta atrae a lo semejante. Pero también puede ser un síntoma de un movimiento de fondo más profundo, en el cual cada nacionalidad o grupo étnico esté cerrando filas sobre sí mismo y empezando a vivir de espaldas a los otros. De ahí a la formación de ghettos y a la sacralización de las cuestiones identitarias hay un paso. Y si se da, tendremos un elemento más de incertidumbre. Lo llamativo es que por el momento parece un movimiento más bien espontáneo, ya que, salvo escasísimas excepciones, no hay veto para nadie en ningún sitio (aunque ya hay lugares en los que las alarmas saltan cuando entran según quienes).

Habrá que mantenerse alerta.

1 comentario:

Johannes A. von Horrach dijo...

Ya lo hablamos ayer, pero no es tan raro lo que está sucediendo (los autoguetos), pero sí que va en contra de lo que se suele decir sobre estas cuestiones. En Baleares, con el mayor índice de España en cuanto a inmigración, todavía no ha pasado nada serio sobre todo porque cada grupo vive en el reducto que se han construido cada uno. Salvo los argentinos, que deben ser de los pocos que se mueven más allá de la semejanza nacional.

saludos