Una de mis manías a la hora de culminar mis trabajos académicos es la bibliografía. Y es que no hay nada que me produzca más hastío que tener que poner todo el material usado en una lista. Con el tiempo, los trabajos se hacen más largos, densos y complicados, y exigen más consultas en otras fuentes, por lo que la bibliografía se hace más amplia. Y tener que escribirla me da siempre mucha pereza, tanto que a veces retraso los trabajos para no tener que vérmelas con la maldita sección de bibliografía. Si sólo fuera eso, ya estaría bien, pero lo peor es que hay mil y una formas de ponerla, y aunque se supone que debería haber un estándar aceptado por todo el mundo, no es así, y en cada sitio donde has de entregar cosas te imponen unas normas para citas bibliográficas, con lo cual acabas hecho un lío y no sabes cómo hacerlas. En fin, que aún me queda mucha bibliografía por citar, así que tendré que armarme de muuuucha paciencia.
4 comentarios:
Otra diferencia más entre usted y servidor, querido amigo (la más visible: que a mí me gustan ctónicas guapas, mientras que a usted... jejejejej): me entretiene mucho lo de la bibliografía. Tiene su gracia ir seleccionando textos que te han influido o en los que se pueden encontrar prolongaciones de lo expuesto. Lo veo como una deuda con aquellos de los que has aprendido, y por ello merece una dedicación.
saludos
Sí que debe ser una responsabilidad enorme seleccionar a los que te han influído.
Me ha gustado mucho tu blo. Es muy interesante.
Nos veremos
saludos
Hola, Regina, gracias por tus palabras. Este es tu espejo, mírate las veces que quieras en él, y no dudes en dejar comentarios si te apetece, que serán bien recibidos.
Un saludo.
Yo siempre invento la bibliografía
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