domingo, 16 de marzo de 2008
Palabra de Dios
"En el principio existía la Palabra
y la Palabra estaba con Dios,
y la Palabra era Dios.
Ella estaba en el principio con Dios.
Todo se hizo por ella
y sin ella no se hizo nada de cuanto
existe.
En ella estaba la vida
y la vida era la luz de los hombres,
y la luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la vencieron."
Juan 1:1-5.
Con estos versos empieza el evangelio de Juan. Y he de reconocer que siempre me han intrigado estas palabras. Desde la primera vez que las oí resuenan en mi mente. En un primer momento porque no entendía bien a qué venía todo esto, y después, con más experiencia, conocimiento y refelxión propia, porque veo en ellas algo muy actual, ideas que sólo en el último siglo se han explorado con cierta profundidad. La idea principal que estas líneas contienen es sencilla, tanto que difícilmente caemos en ella: las cosas no existen hasta que no las nombramos, es decir, hasta que no les acoplamos un concepto y la etiqueta de la palabra. Ciertamente, están ahí fuera, pero que estén ahí fuera no nos dice nada, no son nada si no son nada para alguien. ¿Importaba algo América para los europeos antes de su descubrimiento?. Sólo cuando las cosas se han cosificado, es decir, se han encerrado en el corsé de la palabra, podemos usarlas, introducirlas en la compleja red de sentido del Mundo (en sentido estricto, al hacer palabra hacemos cosa, antes de la palabra, no hay nada). Así pues, la palabra crea Mundo, y nuestra vida es creación de Mundo, tarea iluminadora de las tinieblas de la Nada (aunque sea una iluminación falsa, es la única forma que tenemos).
En vista de lo dicho, ¿cómo no elevar la palabra a divinidad? Porque la plabra es creadora de Mundo, es ella la que pone sobre la mesa las cosas, y por ello es omnipotente (lo puede todo) y omnipresente (está en todo). Y con ello se abren numerosos interrogantes, el principal de los cuáles es a qué clase de palabra se está refiriendo el evangelista. Porque parece claro que no es la escrita, sino la hablada (parece que el evangelio tiene una fuerte influencia griega, y para ellos la cuestión del soplo vital, del pneuma, era muy importante). Pero en seguida cabe preguntarse si no será otra clase de palabra muy distinta, la palabra interior, la que está en juego, porque la voz, el lenguaje hablado, parece un fenómeno posterior a la aparición de los conceptos con los cuales determinamos las cosas. Siendo así, estaríamos haciendo referencia al pensamiento. Pero si tenemos en cuenta que tradicionalmente hemos tendido a pensar el pensamiento bajo el modo lingüístico, estamos con que pensar, tener ideas, tal vez fuera el origen del lenguaje, que posteriormente sería traducido en voz para compartir dichos contenidos interiores. Nuevamente estamos aquí ante los griegos, porque no hay que olvidar el nombre que ellos dieron al pensamiento: logos, que, curiosamente, es la misma palabra que utilizaban para decir palabra (de hecho, es la palabra original que se usa en el texto transcrito más arriba). Y nuevamente surgen las preguntas: ¿Pensamiento y/o palabra? ¿Son dos caras de un mismo fenómeno?¿es posible un pensamiento no lingüístico?¿y un lenguaje no racional (en el sentido del logos)?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
¡HUY!
¿Qué fue pimero: el hombre o el pensamiento?
¿Qué es pensamiento?
¿Qué es comunicación?
Claro está que el pensamiento estuvo antes que la palabra, pero los gestos como forma de comunicación tuvieron que nacer con el primer hombre (pongamos a las bestias a parte), así que se me ocurre que lo uno vino con lo otro, palabra y pensamiento nacieron unidos, a mi forma de ver, claro.
Jo! que idea tan simple para ser mujer ¿no?.
En cierto modo, la idea que se trasluce de lo que comento es más o menos esa. que pensamiento y lenguaje son dos caras de una misma moneda. no sabría decir qué vino antes (no apostaría por ninguna de las dos opciones). Aunque sí que habría que aclarar a qué clase de pensamiento y de lenguaje nos estamos refiriendo, porque me temo que hay distintas formas de cada uno de ellos.
Pues seguramente fue un pensamiento lo que provocó un primer gesto comunicativo.
Pues no creo, Pensadora. Más bien tiendo a pensar que los primeros gestos comunicativos (que debían ser eso, gestos), tendían a referirse a estados interiores o exteriores (es decir, más allá de la gestualidad facial, y comomunmero señalar algo de ahí fuera) con un afán descriptivo simple. Poco a poco la cosa se debió ir complicando con la aparición de conceptos para las cosas, y a partir de ahí, el salto a la pura abstracción del pensamiento.
Publicar un comentario