lunes, 24 de marzo de 2008

Genealogía de la moral


Hay en los niños pequeños la tendencia a calificar de malo todo lo que les disgusta o les impide hacer lo que les apetece. Así, piensan que te están insultando si cuando les niegas la posibilidad de algo te espetan un "malo". Muy a menudo este "malo" va acompañado de un "tonto". Más allá de esta muestra de socratismo, se ve cómo la calificación moral viene dada por un sentimiento de disgusto y contrariedad.

Los adultos tendemos a ponernos a un nivel distinto al infantil. Ciertamente, somos diferentes, pero tal vez sólo lo seamos por una cuestión de cantidad y no de calidad. Es decir, nuestros valores, opiniones, sentimientos... son más complejos y matizados que los de un niño. Pero en el fondo iguales.

¿Y si la moral "adulta" también suge de simples contrariedades ante las barreras (por supuesto, también más complejas y ricas)?. Si fuera así, ante una cuestión moral, y con el fin de desenmascarar su origen último, cabría preguntarse por qué hay en juego ante cada problema y cada acto castigado y premiado. Y del mismo modo que en los niños hay quién les impide y les favorece las cosas, una interesante línea de investigación consistiría en ver a quién o quiénes benefician las proscripciones y prescripciones morales. Tal vez esto nos aclararía muchas cosas sobre nuestro mundo.

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