jueves, 31 de mayo de 2007

Lluc


Uno de los lugares más emblemáticos y queridos por los habitantes de esta isla es el monasterio de la Mare de Déu de Lluc, patrona de Mallorca. Allí se encuentra la figura de la Virgen y es un lugar de peregrinación desde la Edad Media. Situado en un valle a unos 500 metros de altura y rodeado de montañas de más de 1000 se encuentra el monasterio, de estilo barroco en su última versión, ya que se sabe que allí hubo una ermita desde el siglo XIII. La historia del lugar es muy tópica, un pastorcillo encuentra la figura de la Virgen con el niño y a partir de entonces empiezan a suceder milagros y prodigios varios que convirtieron a la figura en la más venerada de la isla.

Los siglos han ido pasando y Lluc sigue siendo un lugar central para los mallorquines, a pesar de no ser tanto un lugar de Fe (que sí que lo es, pero menos) y más un centro cultural y deportivo. Todos los años en verano y de noche se lleva a cabo una subida a pie desde Palma, unos 40 y pico kilómetros, con el broche final de la subida, que no es poca cosa. Es más un evento deportivo que de Fe, pero es una señal del influjo que aún posee el santuario. Además, el monasterio en sí mismo es un lugar desde el cual parten numerosos caminos de montaña y rutas para el ejercicio del senderismo.

Como casi todos los lugares sagrados, Lluc tiene una historia que va más allá del cristianismo y de sus usos actuales, constituyendo auténticos sitios de superposición de la espiritualidad de distintas culturas y civilizaciones. La etimología del nombre nos pone sobre aviso, puesto que Lluc viene del latín Lucus, que era como los romanos llamaban a los bosques sagrados. Esto ha hecho pensar a los historiadores que allí había alguna clase de centro espiritual en tiempos de los romanos. Pero para colmo, hay por la zona numerosos restos arqueológicos y uno de los descubrimientos más importantes de la isla, el hombre de Muleta (los restos de un habitante primitivo en un ataúd dentro de una cueva que, curiosamente, tiene forma de útero), que puede verse en el museo del monasterio. Y la cosa no es para menos, puesto que el enclave del monasterio constituye una de las zonas más misteriosas de Mallorca. Ya de por sí el paisaje de montaña sobrecoge y le hace a uno sentir pequeño, y es motivo suficiente para darle ese halo misterioso que todo lugar sagrado necesita. Pero es que en Lluc coinciden otras cosas. Es la zona más lluviosa de la isla, lo cual le da a la vegetación más frondosidad y espesura. Además, el típico pinar mediterráneo habitual por el resto de la isla, desaparece aquí para dar lugar al encinar. Las encinas son árboles de copa más espesa y troncos más retorcidos. Hay musgos en las rocas y hiedras que trepan por los troncos de encinas centenarias. El bosque es umbrío, tanto que hay trechos en los que el cielo apenas se entrevé por entre las hojas. La naturaleza calcárea de la sierra ha dotado a la región de numerosas cuevas y recovecos en la roca. Y por llover tanto, el efecto del agua ha dotado a las rocas de formas caprichosas que le dan a la zona un aire irreal y onírico (el fenómeno es conocido como modelado cárstico). Como se ve, ingredientes todos para hacer creer a los hombres desde el principio de los tiempos en que allí se encontraba alguna clase de trascendencia, un tipo extraño de contacto con otras realidades.

Más allá del tema religioso, es todo un placer pasear por esos bosques, acceder a algún mirador y disfrutar de las vistas. La única pega es la carretera que no es que sea la mejor del mundo, típica de montaña con curvas y recurvas, barrancos, subidas y bajadas. Un buen lugar para una excursión de domingo.

4 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Más que para una excursión dominguera, Lluc es fabuloso para encerrarse durante un tiempo, solo y ascético. Llevo tiempo con la idea de pasar unas semanas en alguna de sus celdas, a ver si la tesis avanza en un paraje como este.

El Pez Martillo dijo...

Sé de gente que hace eso. Encerrarse en una celda de esas a preparar oposiciones, hacer tesis, escribir libros... Aunque más cerca de eso tenemos la Real, donde también se puede alquilar alguna celda.

Johannes A. von Horrach dijo...

umm, la Real no es mala opción, más que nada porque cae más cerca (con lo que con mi 'bólido Moretti' podría acercarme), pero el escenario que rodea a Lluc es, para mí, inigualable. Ese valle, independientemente del contenido pseudoespiritual que le quiera dar la mallorquinada, a un servidor le seduce mucho. En el fondo, como hombre del subsuelo que todavía soy, tengo alma de ermitaño.

Por cierto, ya que conoce a gente que ha hecho en Lluc lo que yo pretendo, ¿sabe cómo tienen los precios y tal? gracias.

saludos

El Pez Martillo dijo...

La Real me parece una especie de oasis en medio de una zona muy presionada por el empuje del crecimiento urbanística de Palma. Todavía mantiene, aunque eso ya no durará mucho, un cierto aire campestre y rural, al lado mismo de la vía de cintura. Tiene la ventaja de la cercanía, pero yo también prefiero Lluc (la de paseos solitarios por esos bosques que se pueden dar, a solas con los propios pensamientos...).

No conozco personalmente a nadie que haya estado en las celdas, sólo he oído o he leído ha gente que decía que lo aprovechaba para eso. No tengo ni idea sobre los precios y la disponibilidad.