sábado, 6 de enero de 2007

Invasión


De un tiempo a esta parte la política está invadiendo más ámbitos de la vida cotidiana. Se llega a un punto en que cualquier acción normal se convierte en un modo de posicionamiento político. Al menos eso es lo que intentan. Comprar en determinadas cadenas o tiendas, según que productos puede ser interpretado como una muestra de apoyo. Y no hablemos de las concentraciones y manifestaciones que se organizan que pretenden ser plebiscitos sobre algunos temas (a veces los organizadores no tienen vinculaciones directas con los partidos, pero rápidamente se apuntan al carro si ven algún rédito que sacar). La dinámica es peligrosa, porque embarcan a toda la sociedad en los enfrentamientos entre los partidos, otorgándoles una dimensión que realmente no tienen (siempre he tenido la sospecha de que el enfreentamiento partidista tiene algo de impostura), introduciendo un factor de desestabilización. Y lo peor no es que los partidos intenten "secuestrar" a la sociedad, sino que la sociedad se deje.

5 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Tal vez sea un ejemplo de nuestra profunda inestabilidad psíquica esto de politizar tanto la vida cotidiana, un intento de demostrarnos a cada momento que pertenecemos a una identidad y no a otra. Ver una determinada película, leer a un determinado autor, vestir de una manera, etc., es para demasiada gente ya una muestra de posicionamiento en la batalla de las ideologías. En mi caso, a mí me han criticado progres por leer a Revel, y lo mismo me han hecho derechistas por leer a Castoriadis. La manía sectaria está muy presente en nuestro país, y eso se agrava por el bipartidismo de nuestra realidad política (aunque a veces prefiero este bipartidismo PP-PSOE, teniendo en cuenta el pelaje de las supuestas alternativas: PNV, ERC o IU).

Lo malo de este país es que en política el debate de ideas se vive como enfrentamiento entre paradigmas irreductibles. Se escucha poco, y por tanto no existe verdadero debate.

Hace poco escuché a alguien decir que la 'equidistancia' entre ideologías (ella hablaba de neoliberalismo vs. socialdemocracia) era algo muy peligroso, que era obligado posicionarse (como si fuera una trinchera). Estoy en total desacuerdo: en cuento a ideas políticas, la equidistancia no sólo es recomendable, sino creo que incluso necesaria, porque permite debatir los temas desde su propia 'interioridad', sin estar determinados por la totalidad clausurada de cada sistema. Al contrario, la equidistancia sólo es aborrecible en contextos más empíricos, como puede ser el caso de las víctimas del terrorismo en España. Ser equidistante entre los neoliberales y los socialdemócratas me parece sano; serlo entre los asesinos de ETA y sus víctimas significa estar de parte de los criminales.

El Pez Martillo dijo...

La mayoría de realidades bipolares que nos encontramos en la vida no son tan bipolares como nos creemos o nos quieren hacer creer. Yo las entiendo más bien como dos extremos (a menudo arbitrarios) en un continuo. Entendido así, es imposible no estar posicionado, porque todos nos encontramos en una posición determinada respecto a los dos polos. Lo cual no debe de ser un problema a la hora de adoptar posturas críticas respecto a esos polos. Es decir, que no me gustan las adhesiones ciegas (y el odio a las posturas "contrarias") . Y eso es lo que parece que quieren algunos.

Con eso de la muerte de Dios, las ideologías han adoptado el impulso de totalidad propio de las religiones, lo cual es mucho más peligroso, porque una ideología es algo más relativo y necesita de dosis más altas de fanatismo y fe ciegas (con sus funestas consecuencias).

Johannes A. von Horrach dijo...

No sé si mejor dejarlo en realidades "binarias"; lo de "bipolares" suena un poco maníacodepresivo, ¿no?

El Pez Martillo dijo...

Me vale lo de binarias, aunque no me queda claro si el concepto de lo binario admite un intermedio (porque un intermedio sería un tercer término, lo cual acabaría con la binariedad). En cambio, el bipolar, por muy maniacodepresivo que sea, sí que da juego al paso de un estado al otro (entre polo y polo está el ecuador). Pero no seremos muy tiquismiquis y aceptaremos binario si bipolar le perturba demasiado.

Johannes A. von Horrach dijo...

Pero en el 'bipolar', al menos en el síndrome patológico, hay un tránsito entre un extremo y el otro, y ese tránsito se produce en cada sujeto, con lo que, creo yo, invalida un poco el término para lo que estamos hablando. Pero el caso es que ahora mismo me cuesta encontrar otro más adecuado (¿donde está el Rabino cuando más se le necesita?).

Tal vez ¿'polarización dual'? o ¿'dualidad polarizada'?