martes, 19 de diciembre de 2006

A quién pueda interesarle

Ahí está, empuñando el látigo

Monto un circo y me crecen los enanos.

Resulta que desde hace un año y medio tengo otro blog. Empecé poniendo en él algunas reflexiones de carácter denso, sobre tmas abstractos y complejos. La verdad es que me pasé. Escribía poco, una o dos veces al mes. Pero un buen día la/s Musa/s me iluminaron y se me ocurrió hacerlo un poco más literario. Se me ocurrió la idea de escribir historias sobre algún personaje, metafóricas y con un cierto sentido oculto. En lugar de hablar sobre el tiempo, contar una historia que permitiera reflexionar sobre el tiempo. Pensé que estaría bien que el protagonista fuera femenino (a pesar de las evidentes dificultades de que un hombre escriba en clñave femenina). La cuestion era ahora qué nombre ponerle. Quería un nombre con historia, con un cierto doble sentido. Algún personaje bíblico. De entrada pensé en la mujer de Lot, la que se convirtió en estatua de sal al volverse a mirar la destrucción de Sodoma (¿o era Gomorra?, da igual). Investigué un poco, pero no logré encontrar el nombre de esta mujer (como de costumbre, las mujeres están semiocultas en la historia), hasta donde llegué, no lo encontré en la Biblia. Pronto llegué al nombre más adecuado. Salomé. Sí, la que pidió la cabeza de Juan Bautista. Así conseguía reflejar a una mujer poderosa y capaz de hacer perder la cabeza a los hombres (a uno literalmente, a su marido metafóricamente). Además, llamándola Salomé, mataba otro pájaro del mismo tiro, porque así hacía referencia a otro personaje, a Lou Andreas-Salomé, de la que ya hablé en otra entrada, y que es una de las mujeres que me parecen más interesantes de la historia. Ahora lo tengo un poco parado, porque la/s Musa/s me ha/n abandonado, pero yo sigo invocándolas y ofreciéndoles sacrificios para que vuelvan.

En realidad hay algo más. La historia de Lou Salomé hace referencia a mi filósofo de cabecera, Nietzsche (ya sé que llevo unas cuantas entradas hablando de él), que al parecer tuvo una extraña historia con ella (mezcla de amor, amistad y admiración mutua, con confusiones varias y petición de matrimonio de por medio). Como se ve, el personaje, sólo con el nombre ya tiene mucho trasfondo. Pero aún hay más. Resulta que yo tengo mi Lou Salomé particular, que no sólo no se conforma con no acceder a mis peticiones de matrimonio, sino que además me dice que con mi blog estoy suplantando su personalidad.

No estoy suplantando tu personalidad, te estoy haciendo un homenaje. Deberías estar contenta de que, en parte, me sirvas de inspiración y haya reflejado algo de ti en mi personaje. Cuántas darían lo que fuera por convertirse en un personaje literario. Y tú vas y me dices que te suplanto. Yo esperaba que cayeras a mis pies, y me lo pagas así. Nunca debería de haberle puesto ese nombre a mi querido personaje (aunque en algunos momentos se lo he hecho pasar fatal y casi la he matado, psicoanalízame, le tengo mucho cariño). Debería de haber hecho lo que la vieja bruja aconsejó al Zaratustra del pobre Federico, amargado y dolido por culpa de otra Salomé, tener el látigo a mano, y no dejar que sea ella la que me fustigue. Porca miseria.

--Carta de Friedrich Nietzsche a Paul Rée y Lou Salomé, 20 de diciembre de 1882:

"No se inquieten demasiado por los arrebatos de mis delirios de grandeza o de mi vanidad herida: y si por casualidad yo mismo alguna vez hubiera de quitarme la vida por dichos afectos, tampoco entonces habría demasiado por lo que llorar. ¡Que les importa a ustedes, quiero decir a usted y a Lou, mis fantasías! Consideren muy mucho entre ustedes que al fin y al cabo soy ya un medio-inquilino de un manicomio, enfermo de la cabeza, a quien la soledad ha desconcertado completamente. Por esto he llegado a la comprensible razón de mi situación, después de haber tomado por desesperación una increíble dosis de opio: en vez de haber perdido la razón parece que finalmente me viene. Por lo demás he estado enfermo durante semanas: y si les digo que durante 20 días el tiempo aquí ha sido como en Orta, mi estado les parecerá más comprensible. Pido a Lou que me perdone todo -prometo- sólo intentar hacer lo mismo: quizá tenga la ocasión de perdonarle también algo a ella."

--Carta a Malwida von Meysenburg, 20 de Mayo de 1887:

"La Srta. Salomé me ha comunicado asimismo su compromiso matrimonial. Le deseo sinceramente éxito y felicidad. Hay que evitar este tipo de personas, a las que falta todo sentido del respeto. Nadie sabe decirme quien es el Dr. Andreas."

PD: No es sa millor forma de collir es fuet (látigo), però: ¿hi ha alguna forma de que me perdonis? Demana, tens barra lliure.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

amigo Pez, me preocupa usted. al triste paso que sigue, dentro de poco deberá acogerse a las leyes de nuestro gobierno nacional sobre el maltrato de género, pues esta sufriendo mobbing o lo que coño por parte de su Musa. La falta poco para que le cape, usted verá. No me gusta dar consejos, entre otras cosas porque detesto el paternalismo, pero decirle a una ctónica "tens barra lliure" es como mostrarle la sangre a un tiburón sediento o a un vampiro transilvano (en este caso ibicenco). No pierda los papeles ni la dignidad y recuerde al amigo Bataille:

"ninguna de las mujeres que amamos, por puras y encantadoras que sean, se hubiera librado de que Sade cagara en su boca”.

Pues a cagar se ha dicho.

Anónimo dijo...

Una última cosa antes de retirarme a mi ataúd (mañana hay clase del Tigre):

si lo que pretende es satisfacer sus ansias de matrimonio, recuerde que en este caso también puede recurrir a las nuevas leyes de nuestro gobierno. Si su musa ibicenca no le satisface y no se deja taladrar por las buenas, siempre habrá algún candidato (¿le suena un tal Miquel?, jejejej) que seguro atenderá su solicitud matrimonial con mucho más cariño. ¿Le vale?, jajajaj.

Ale, bon vespre!

El Pez Martillo dijo...

Doctor:
Métase en sus asuntos.
Respecto a sus consejos, prefiero olvidar eso de las nuevas leyes del gobierno. No porque los miquels del mundo no me interesen (más bien todo lo contrario), sino porque antes de acudir a semejante medida desesperada quedan otras posibilidades que explotar: chinitas escuálidas, chicas con muletas, barbies vermalianas, nefertitis, hijas de picador...

Lo de la barra lliure ya sé que es una temeridad pero si cuela cuela... Con estas cosas nunca se sabe.

Le dejo la palabra al doctor.

Anónimo dijo...

Amigo Pez:

Se acaba de retratar usted: le interesan los Miquels. ¡Ya está todo dicho! ¡Luz y taquígrafos!

Sobre su Musactónicaibicenca, insisto: si usted le da pie, se crecen y son más peligrosas que un pirañón en un bidé... y no es cuestión de quedar castrati de por vida, ¿no le parece?
Saludos.

El Pez Martillo dijo...

Esto se ha salido de madre.

Aclaración: los Miquels no me interesan lo más mínimo. Es más, los desprecio. Que quede claro. Seguro que ha sido fallo mío y me expresado malamente. Pido disculpas.

Por otro lado, tiene razón, me retracto de lo de la barra libre. Encima de que me atacan llamándome usurpador de identidad voy arrastrádome y pidiendo perdón. ¡Pues nada de eso!. Ahora soy yo el que exijo disculpas y el que me reservo el derecho de administrar mi penitencia (y no serán ni avemarías ni padrenuestros). ¡Se acabó la tontería!.

Anónimo dijo...

Amigo Pez,
es cierto que la cosa degenera: pasa usted de (casi) declarar su amor por los Miquels a.. ¡¡la homofobia sin paliativos!!, jajaja. No quiero ni pensar en lo que puede seguir en este descenso a los infiernos de su turbulento y ctónico subconsciente, así que mejor lo dejamos aquí, antes de que sea demasiado tarde...

(nota: la única 'barra libre' en la dimensión ctónica sólo puede constar de un poc de sobrassada i un tassó de llet)