Buscamos de forma constante afinación. El buen ritmo. Si no nos adaptamos nosotros al mundo, entonces adaptamos el mundo a nosotros. Ahí está el origen del trabajo. Somos entes desgarrados, y de un modo u otro nos damos cuenta del abismo. Por eso desplegamos innumerables estrategias para la afinación. Me atrevería a decir que en vano.
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