Una de Dylan en castellano, adaptada por el gran Quique González.¿Reconocen a todos los que salen en el vídeo?
domingo, 23 de diciembre de 2018
jueves, 20 de diciembre de 2018
Endogamia universitaria
Entre unas cosas y otras he estado más de veinte años vinculado a la universidad. Centro de generación de conocimiento y se supone que de estudio (de la realidad, se entiende, no de mero estudiar para aprobar). Ciertamente es así, pero no es menos cierto que hay una tendencia a la endogamia que se ha ido agudizando con los años. No me refiero a la proverbial y casi imposible de erradicar (hasta ahora, no hay ley que lo haya conseguido, aunque muchas de ellas proclaman que es uno de sus objetivos) capacidad de la universidad para emplear a alumnos suyos, así como un endiablado sistema de alumnos colaboradores que lo que consigue es que estos poco a poco puedan ir medrando a la sombra de sus preceptores. Con la endogamia me quiero referir al hecho de retroalimentarse de la universidad misma y de su producción, desvinculándose del mundo al que en última instancia se debe.
Se montan congresos, se hacen publicaciones, se hcen tesis doctorales... y todo dando vueltas a autores y temáticas internas al mundo de la universidad. Es todo cada vez como una inmensa tertulia en la que se habla del mundo pero cada vez se está más desconectado de él, porque se comenta a través de lo que otros han comentado, entrando en polémicas y discusiones que lo que hacen es retroalimentar el círculo. Al final, acaban saliendo de ahí personas que han perdido la capacidad de observación, sino que pretenden dictarle al mundo lo que debe ser. Y lo hacen desde la seguridad de haberlo estudiado (claro que con sus filtros y mecanismos), lo que ya supone una cierta lejanía.
Por otro lado, y creo que ya lo he comentado con anterioridad, cada disciplina se centra mucho en sí misma, sin tomar en cuenta a las demás. Como herramienta analítica puede estar bien, pero no se debe perder de vista que en última instancia, el fenómeno que focaliza la atención no se da analíticamente aislado, sino interconectado con muchos otros. Por eso echo de menos el diálogo entre disciplinas, que se tengan en cuenta y no vivan tan de espaldas las unas con las otras, porque esto también hace que se desfigure la visión y que los árboles no dejen ver el bosque.
Ya estoy fuera de la universidad, y por momentos debido a estas cosas, he tenido la tentación de abandonarla antes de alcanzar lo que me había propuesto. Quizás debería haberlo hecho, pero es que cuando me propongo algo, no lo dejo fácilmente.
Por otro lado, y creo que ya lo he comentado con anterioridad, cada disciplina se centra mucho en sí misma, sin tomar en cuenta a las demás. Como herramienta analítica puede estar bien, pero no se debe perder de vista que en última instancia, el fenómeno que focaliza la atención no se da analíticamente aislado, sino interconectado con muchos otros. Por eso echo de menos el diálogo entre disciplinas, que se tengan en cuenta y no vivan tan de espaldas las unas con las otras, porque esto también hace que se desfigure la visión y que los árboles no dejen ver el bosque.
Ya estoy fuera de la universidad, y por momentos debido a estas cosas, he tenido la tentación de abandonarla antes de alcanzar lo que me había propuesto. Quizás debería haberlo hecho, pero es que cuando me propongo algo, no lo dejo fácilmente.
martes, 18 de diciembre de 2018
La infamia que albergamos
¿Qué nuevas injusticias estamos generando por cada injusticia "resuelta"? Estamos encantados de conocernos y creemos en el progreso por estar eliminando viejas cuestiones que nos parecen indignas. Y está bien. Pero yo me pregunto qué hechos que damos por sentados y por naturales no estaremos cometiendo con total tranquilidad y que los tiempos futuros nos afearán (sólo espero que no sirvan para censurar la época al completo, tal y como hacemos ahora). No podemos ponernos estupendos, pues.
No hay progreso (idea de la que cada vez sospecho más), sólo movilidad.
lunes, 17 de diciembre de 2018
Los juegos de la humanización
Las personas dedicadas a la gestión sanitaria han descubierto una nueva palabra mágica: humanización. Y se han lanzado a una carrera por ver quién es más humano. Es otro de esos conceptos vacíos pero que llaman la atención y que repetimos en busca de aprobación y aplausos. Porque, ¿quién va a estar en contra de humanizar?. Si ser humanos es lo que queremos ser. Pero no, humanos es lo que somos, y eso incluye la miseria. La misma que hace que escondidas tras estas ideas rimbombantes se escondan plantillas cada vez más cortas y explotadas, quemadas, pero encantadas de haberse conocido porque, qué diablos, nos han puesto unas pegatinas en la unidad y llevamos uniformes con colorines que creemos que dan el pego. Igual que esas empresas informáticas tan campanudas que tienen horarios flexibles y parques para que los empleados jueguen y "creen", pero que tienen unas tasas de suicidios mayor.
Que nadie se confunda, me parece genial que se adapten las estancias, que se hagan más cálidas, que un hospital no sea ese lugar inhóspito, aséptico y desagradable que normalmente es. Lo que me chirría es todo este fuego de artificio, esta carrera por acaparar artículos y premios a rebufo de algo cosmético y que en el fondo revela que se ha alcanzado un cierto límite (que no se puede o no se quiere traspasar). En realidad, es algo muy viejo: ya Florence Nightingale en el siglo XIX puso el acento en ciertas cuestiones ambientales a la hora de cuidar.
Nos humanizamos. Somos estupendos. Admiradnos. Resulta que hemos descubierto la humanidad en el siglo XXI. ¿Qué será eso de la Humanidad? Y antes, ¿qué éramos?.
sábado, 8 de diciembre de 2018
El apocalipsis será patrocinado
En estos tiempos raros, nos venden el apocalipsis. Cada día uno distinto. Son muchos los frentes por los que puede venir. En cualquier caso, será retransmitido y hasta patrocinado. Pedro nos anuncia la llegada del lobo, y es muy posible que acabe llegando. Pero me temo que no será por dónde él diga. Es más, puede que incluso ni no enteremos de que nos ha comido. Hasta puede que ya estemos en sus tripas.
lunes, 3 de diciembre de 2018
La tormenta
Llevamos instalados desde hace años en una borrasca que tiene pinta de ser una tormenta perfecta. Pero que no se acaba de desatar. Se van sumando factores que lo empeoran, pero todo sigue en una calma cómoda. O no. A lo mejor es una situación que hace décadas hubiera resultado insoportable, pero que ahora sobrellevamos más o menos impávidamente. No hemos acostumbrado. Por eso es posible que de estallar, sea de forma inesperada y por cualquier minucia. Porque muchas explosiones las inicia una inocente cerilla. Mientras tanto, vamos acumulando presión.
sábado, 1 de diciembre de 2018
Queridos camaradas
Nos faltan experiencias de las que crean camaradería. Generaciones anteriores las tuvieron: guerras, servicio militar, la miseria, el hambre, las penurias... Nosotros como mucho hemos compartido fiestas. Y sí, se hacen amistades, pero no es lo mismo, el vínculo que se crea es distinto, en el que el otro cuenta menos. Ni siquiera la emigración es ya lo mismo (las posibilidades de comunicación son mucho mayores, y eso atenúa el desgarro del desarraigo). La intensidad es menor, y los puentes que se tienden son menos fuertes. Pero necesitamos esa intensidad, y ya que no está, se la añadimos de forma cosmética, en paquetes que se nos venden hechos y que cada uno consume a placer. Y así estamos, solos, pero intensos, satisfechos en falso, vacíos pero contentos (al menos de cara a la galería).
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